jueves, 7 de abril de 2011

Topónimos cehegineros e historia. Puntarrón




Cehegín, como es sabido, surge y se conforma a la sombra de la fortaleza islámica que, después, sería del Temple y la Orden de Santiago respectivamente a raíz de la reconquista cristiana en el siglo XIII. Lo que siempre se ha conocido como el Puntarrón, ha sido y es, sin duda, una de las zonas populares y emblemáticas del paisaje urbano ceheginero. Formado a partir de la expansión urbana de la villa original, ya formó parte del arrabal amurallado, cuando fue necesario extender la cerca por quedar pequeño el núcleo original. El puntarrón fue zona de expansión de las clases populares y más pobres cehegineras desde el siglo XV, la zona que los pudientes evitaban por el evidente problema de sus pendientes y escarpadas laderas, cuestión mantenida hasta hoy en día.

Las casas del Puntarrón se hicieron, por regla general, a base de materiales pobres, muy lejos de las construcciones que realizaban los pudientes. Ello ha propiciado que las ruinas, desde antiguo se hayan manifestado en muchas viviendas. La historiografía y, sobretodo la historia oficial hasta el siglo XX poco o nada se ha ocupado de este emblemático paisaje, no así la literatura que ha creado maravillosas imágenes literarias de este enclave urbano. En el siglo XIX, con motivo de la epidemia de cólera morbo asiático de 1855, se consideró enviar a los habitantes de este enclave a la sierra de Burete, a un campamento provisional, entendiendo que el hacinamiento de la población podía tener que ver en la propagación de la enfermedad. En el año 1885, se habla del Puntarrón en la Junta Municipal de Sanidad como “… donde viven amontonados en sus pequeñas casas, con el burro y los cochinos, familias enteras…”

A pesar de todo, Cehegín siempre ha sido, para el foráneo, el Puntarrón, el pueblo que se observa desde la Ermita de San Sebastián, incluso , en ocasiones, por encima de las mansiones y palacios señoriales que tanto abundan en el Casco Viejo.

Reproducimos ahora un fragmento de d. Ángel Luis Molina, catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Murcia, que expone en un magnífico trabajo (1) del año 1995, y en que se desarrolla la evolución urbana de esta zona.

“Desde los años centrales del siglo XV se fue formando un pequeño arrabal por el sector oriental de Cehegín, que no llegó a quedad definido y estructurado hasta 1480, en que los visitadores de la Orden de Santiago ordenan que sea amurallado y englobado en la villa. En la Visita citada se especifican las directrices oportunas para que el arrabal quede cerrado, bien a casa-muro, bien con muralla exenta:… “ E porque el dicho arrabal está poblado e se puebla cada día más, que sea çercado según deçiende fasta la fontezilla e buelua por la peñas arriba, e de la peña el judío asimismo junto con el açequia vaya su çerca e suba fasta el adarve el poço…”; para esta labor se señala un plazo de dos años. Esta fase de expansión urbana estaba condicionada por las necesidades bélicas y defensivas de la población, impuestas por la proximidad de la frontera con el reino de Granada; por ello, el crecimiento urbano tomó la forma de una ampliación del hábitat fortificado.”



(1)     Molina Molina, Ángel Luis. “Evolución Urbana de Cehegín en la Edad Media” Revista de Historia Alquipir, nº 5. Concejalía de Cultura Excmo Ayuntamiento de Cehegín. Año 1995

Aquí están, o estaban, las calles Tollo, de la Parra, Paisanos, la calle del Pozo, todas cargadas de un hondo sabor popular y con topónimos muy antiguos, todos anteriores al siglo XIX, a excepción de José Cava.
Es curioso el origen del nombre de la calle de Paisanos, que viene por haber residido allí una familia, documentada en el siglo XVIII de apellido tan ceheginero como Corbalán y apodados " paisanos". Conocemos , por ejemplo a Salvador Corbalán "paisano" documentado hacia le año 1770. El nombre de la calle Salzillo se dio en el año 1896, dentro de una importante reestructuración de nombres de calles que se realizó en ese tiempo. Y, por supuesto, ¡que decir de la calle y barriada del Pozo! Toda la parte del Puntarrón y los ejidos que se extienden hasta la torre del Alcázar o del Ladrón de Aguas, siempre estuvieron condicionados por el Pozo, que, aún no siendo parte misma del puntarrón , sí que les dio nombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario