martes, 7 de junio de 2011

Unas notas sobre el tema de los moriscos en Cehegín



Desde que vamos al colegio se nos enseña en las clases de historia que, durante la Reconquista, se habla de mozárabes refiriéndose a aquellos cristianos que vivían en territorio musulmán y de mudéjares a los musulmanes que lo hacían en zona de dominio cristiano. Esto es así hasta el momento en que, tras la caída de Granada, en 1492, se obliga a judíos y musulmanes a convertirse al cristianismo o partir al exilio. Los musulmanes que quedan en España, ya convertidos, serán denominados a partir de ese momento moriscos. Hasta que, a partir del año 1609-1610 comienzan las expulsiones masivas de éstos, fundamentalmente hacia África, y aunque había ciertas excepciones, sobretodo en los núcleos urbanos, normalmente quedaron restringidos a realizar las labores agrícolas y similares. En Cehegín, durante el siglo XVI y principios del XVII había una comunidad de moriscos que aparece reflejada en los padrones , dado que junto al nombre de la persona se especificaba la condición de ser de tal etnia. No superarían, a finales del siglo XVI, las cien personas, ya que la gran masa de moriscos del reino de Murcia se hallaba en el valle de Ricote y entre ellos los había libres y esclavos. Muchos de los moriscos esclavos que había en Cehegín habían llegado en la época de la rebelión de las Alpujarras, entre ellos varias mujeres. Los hijos de estas esclavas nacían esclavos y también eran moriscos.  En el mundo cristiano estaba prohibido hacer esclavos a los cristianos pero , normalmente, aunque los moriscos lo eran, muchos acababan en este estado debido a que se utilizara la excusa de haber sido sorprendidos practicando la religión mahometana, lo cual ya suponía su expulsión de la Iglesia y, como mínimo, poder acabar esclavizados. Los moriscos libres que había en Cehegín estaban, sobre todo, trabajando en la tierra  o como sirvientes de condición libre. Aunque parezca una paradoja, en lugares como Cehegín, los esclavos, moriscos o no, solían vivir mejor incluso que los criados y, normalmente, mejor que los moriscos libres. Ello venía dado porque el esclavo doméstico en esta zona, a diferencia de los esclavos de las grandes plantaciones y las minas, eran un objeto de ostentación, ya que eran algo caro, y su presencia determinaba la propia imagen del amo. Parece una contradicción, pero así era.Si lo trasladamos a tiempos actuales ideológicamente viene a ser como quien adquiere un coche de alta gama para enseñarlo y demostrar que se lo puede permitir.
Todos aquellos que aparecen en el padrón de alcabala de 1596, como Jerónimo de la Torre, Catalina López, y otros tantos cabezas de familia, si la muerte no les sorprendió antes, acabaron expulsados de la Península , tal vez en África, o incluso en el imperio turco.  Para ellos fue un grave problema, ya que, al fin y al cabo, ellos eran o habían sido españoles y cristianos, lo cual les trajo muchas penalidades en su exilio. También existía el caso de aquellos que, haciéndose pasar por no moriscos, e incluso por gitanos, consiguieron quedarse en España. El Quijote lo documenta muy bien con el caso del morisco Ricote.
En el Sahel existe un pueblo, los llamados “Arma”, que, al  parecer, son resultado de la mezcla de población local con moriscos que llegaron allí en el siglo XVII, conservando, todavía nombres de origen español e incluso alguna costumbre que tiene su raigambre en tierras españolas. Quizá entre ellos haya algún descendiente de moriscos cehegineros.
En el vocabulario murciano todavía se emplea la palabra morisco, como todos saben, para referirse a una persona de carácter huraño o con mucho genio.

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