martes, 29 de enero de 2013

Un mundo de agua.

El mar Mediterráneo visto desde el castillo de Santa Bárbara, Alicante.





Agua. No existe una palabra que se pueda asociar tanto a la vida como ésta. Todos los seres vivos estamos compuestos en un altísimo porcentaje de ella. Todos sabéis que es una molécula, compuesta de oxígeno e hidrógeno, y fue el elemento en que se desarrolló la vida. Desde hace al menos 4600 millones de años hay agua en el planeta Tierra. Es muy probable que este elemento llegase desde el espacio exterior a través de las formidables lluvias de grandes cometas de hielo que, durante muchos millones de años, azotaron el planeta en los primeros tiempos. Lo que más me fascina de todo esto es que, el agua en que nos bañamos, la que bebemos, la que admiramos en los océanos, la que tenemos en nuestro organismo, toda ella es la misma que había hace 4000 millones de años en este planeta. Perfectamente podemos beber agua que hace 150 millones de años formó parte del cuerpo de un dinosaurio, o de un pez de hace 400 millones de años. El agua siempre estuvo aquí, y siempre fue la misma, a excepción de las pequeñas cantidades que posteriormente puedan haber llegado en cometas de hielo que han chocado contra la Tierra.
Las características de nuestra atmósfera hacen que no se pierda en el espacio. Por ello, el llamado ciclo del agua es algo maravilloso. En el mar, o un lago, el agua se evapora, luego se forman las nubes, después llueve o nieva, se vuelve a quedar como agua líquida en la superficie, luego se vuelve a evaporar y así en un ciclo que nunca acaba.
Y qué decir de la lluvia. Puede ser algo terrible o algo conmovedor. Los tintes poéticos de la lluvia son incontables.  Bendita lluvia, bendita agua.

No hay comentarios:

Publicar un comentario