Padrón de milicias del año 1617. Archivo Municipal de Cehegín. Picnhe sobre la imagen para aumentarla.
Hasta el año 1770, en que se crea
el Servicio Militar Obligatorio, siendo rey de España Carlos III, los ejércitos
reales se nutrían básicamente de las llamadas milicias locales, además de la
contratación de soldados mercenarios y de voluntarios que entraban a servir al
Rey. Cada villa tenía obligación de mantener un número de hombres determinado,
que siempre iba en función del número de vecinos de la misma, de modo que
constantemente se tenía ir revisando y en caso de que alguien muriese o quedase
impedido para el servicio de la milicia, inmediatamente debía de ser sustituido
por otro hombre, que ocupaba su lugar. El acceso a la milicia era obligatorio
si te tocaba en suerte, pero también podía ser voluntario, de modo que muchos
entraban soldados por propia voluntad, intentando ganar bienes o dinero, como
soldado de fortuna, en caso de ser enviado a alguna de la guerra de Su
Majestad. Cuando a la villa se le
solicitaba un determinado número de hombres para enviarlos a los ejércitos
reales debía mandarlo sin demora y sin excusa posible (ya debía de existir una
justificación muy importante para que los hombres no acudieran al
requerimiento).
Los soldados debían de mantener
sus armas, y en función de la renta del mismo éstas eran de un tipo u otro. Pasaban
revistas y se hacían alardes donde se comprobaba que estaban en perfecto estado
los soldados y su armamento. Si por renta debían disponer de caballo éste tenía
que presentarse en condiciones. Si el animal moría debía ser sustituido y
pagado por su propietario.
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