Cuando vayáis por la Vía Verde del Noroeste, en Cehegín, en toda la
parte que hay frente al Escobar, ahora podéis ver y pensar sobre ese
terreno de otra manera diferente. Son
rocas del Triásico, del Bundsanstein, con una antigüedad de unos 248
millones de años. Es una muestra maravillosa de cómo eran los
paleoambientes en una época tan remota. En aquel tiempo este punto
espacial se hallaba dentro del supercontinente llamado Pangea. Lo más
bonito es que viendo esas series de estratos podemos sacar unas
conclusiones fascinantes. Había un clima semidesértico o un clima con
una estación seca muy larga y una estación lluviosa corta, pero con
lluvias abundantes y torrenciales en muy poco tiempo. Durante la época
de lluvias se formaban en extensas zonas bajas grandes lagunas de poca
profundidad, que durante la estación seca se evaporaban. Podemos
observar perfectamente en los estratos dos tipos de sedimento, uno
producido durante el periodo de lluvias torrenciales por el arrastre y
depósito de los materiales desde zonas más altas, a través tanto de
escorrentía por las laderas, como de las aportaciones desde barrancos o
ríos, unas veces finos, como limos o arenas, y otras veces más gruesos, y
también otro tipo de sedimentación diferente, lo que denominamos
“residuo seco” o sea, que durante la estación seca el agua se evaporaba,
pero las sales y sustancias disueltas se quedaban formando una capita
fina. Y así un año tras otro. En esto último está el origen de los yesos
que se encuentran por esta zona. Al cabo de millones de años se
formaron esas series sedimentarias de influencia continental, pero
relacionadas con el agua. En esta época los dinosaurios comenzaban a
desarrollarse sobre la tierra. No os podéis imaginar la información tan
fascinante que nos ofrecen los sedimentos. Éste era otro mundo, un lugar
muy diferente del de hoy en día. La gente no tiene ni idea de la
riqueza en cuanto a historia geológica que tiene este término municipal,
la gran mayoría ni se lo imagina.
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