lunes, 9 de mayo de 2011

De ruta por las minas de Gilico, en Cehegín



Esta tarde Antonio Sánchez de Amoraga, César Sáez Aroca y un servidor, hemos estado un ratito de ruta, de esos buenos, ni más ni menos que en Gilico, visitando las minas de hierro y los restos del poblado minero. Toda una experiencia, os lo aseguro.
El tema de la minería del hierro en cehegín quizás sea la asignatura pendiente de los estudios históricos en este pueblo, dada la gran importancia que esta ha tenido en la economía local en los siglos XIX y gran parte del XX, y sólo los trabajos de mi buen amigo y maestro José  María Alcázar han desentrañado esta interesantísima faceta de la historia local, la de la minería. En Gilico es casi sobrecogedor visitar la gran mina a cielo abierto, inmensa, hoy en día inundada de agua, casi como si fuera un pantano. No obstante en este partido ha habido muchas concesiones mineras y antiguamente eran del tipo de las tradicionales en galería. El hueco correspondiente a la gran mina es de 500 metros de longitud, 400 de ancho y 119 de profundidad. Desde época romana, aquí se ha estado extrayendo hierro, donde hay unas reservas casi inagotables, pero la época más importante de la minería en Gilico comenzó en el siglo XIX y se extendió hasta el año 1985 en que ya definitivamente se abandonó la extracción de hierro debido a los costes que suponía en comparación con el que llegaba a España de importación. La última empresa que explotó esta mina fue Agruminsa.
Hablaba hace un momento de lo sobrecogedor y a la vez hermoso que puede resultar observar la mina a cielo abierto, pero lo que recomiendo a quien quiera visitar esta zona son, sin duda, los restos del poblado minero. Sobre todo si lo hacéis en un atardecer, su encanto casi lo hace parecer algo irreal, por lo bonito. Son fundamentalmente ruinas, pero muestra de la vida de aquellas gentes que vivían allí para trabajar en la mina, en condiciones realmente duras. Os aseguro que visitarlo es una experiencia. A veces me pregunto si este lugar debería de ser acondicionado para los visitantes o, quizás, es más adecuado dejarlo tal y como está. Eso es cuestión de cada uno. A mi me encanta, en el sentido más puro de la palabra. Es un lugar que, efectivamente, encanta, te sugiere mil cuestiones, como si pudiese hablar.
Bueno, nosotros hemos realizado la ruta a la cinco de la tarde, y ha sido una maravilla, con estos senderistas siempre es una gozada salir al campo. Como  comentario anecdótico decir que, en el año 1715, un antepasado del amigo Antonio Sánchez de Amoraga, d. Cristobal Sánchez de Amoraga, registró una mina de plata en Gilico “en un cabezo que llaman de la plata, a mano izquierda del río Quípar”.
En otra entrada realizaremos un  estudio más detenido y profundo del tema de la minería en Cehegín, dada la importancia que ha tenido y lo poco que se ha reparado en ello.

7 comentarios:

  1. Habría que poner en valor el importante legado minero que tiene Cehegin. Lo que sería otro atractivo turistico más.

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  2. Estoy totalmente de acuerdo, y no solamante del legado minero, sino del patrimonio geológico que tiene Cehegín, que es algo formidable por calidad y cantidad.Es cierto que quizás, en las zonas mineras,que hay varias y no sólo en Gilico,aunque esta para mi es la más espectacular, se podrían crear zonas temáticas dedicadas a algo que en otro tiempo fue tan importante como la minería del hierro, destinadas al turismo de interior y también al cultural.

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  3. Qué bien lo pasamos, Jesús. La próxima ruta tendrá que ser, por lo menos, igual de bonita e interesante.

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  4. Sí que lo pasamos bien, amigo Antonio. Hay que pensar en el recorrido de la siguiente. Un abrazo.

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  5. Me alegra que hayas puesto estas fotos de Gilico, precisamente ahora estoy leyendo la novela La caja de membrillo del Calasparreño Fulgencio Caballero, describe muy bien en el libro, en los años de la guerra como eran las minas y cuenta un poco la vida de las gentes que alli vivian

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  6. Había un comentario de María del Mar que , con todo este lío de los problemas que tenía Blogger lo ha eliminado directamente y no he podido publicarlo. Era referente a esta entrada sobre Gilico y de como lo describe en su novela, finalista del premio Planeta, Fulgencio Caballero, titulada la Caja de Membrillo. Yo no he podido leerla, pero espero hacerlo pronto. Disculpas María del Mar por no publicar el comentario. Un saludo

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  7. Bueno, al final Blogger me ha enviado los comentarios que no pude publicar entre el 12 y 14 de mayo. Muchas gracias María del Mar. En cuanto tenga tiempo quiero comenzar a leer la novela de Fulgencio caballero, debe de ser fasciante. Un saludo.

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