sábado, 28 de mayo de 2011

Mirando al cielo


La galaxia de Andrómeda, a 2,5 millones de años luz de la tierra, o sea, de nosotros, que se dice pronto. A saber la cantidad de maravillas que habrá en esa gigantesca masa de estrellas y polvo que nunca llegaremos a conocer. En realidad las maravillas comienzan ya con la propia visión de la galaxia. Mirarla es mirar el pasado. En cierta manera, cuando observamos el espacio a simple vista, una noche de verano calurosa, o con un telescopio, estamos viendo como era hace mucho tiempo, no como es ahora. La galaxia de Andrómeda se puede ver bien, en determinadas condiciones incluso con unos binoculares. Cuando podemos observarla estamos viendo cómo era hace 2,5 millones de años, que es el tiempo que tarda la luz en llegar hasta aquí. Es algo alucinante, aunque lo veamos tan corriente que no le demos mayor importancia. Haciendo un poco de ciencia-ficción podemos pensar que desde un mundo que tuviese la tecnología tan sumamente desarrollada que pudiese llegar a observar con  sus medios el devenir de la vida en la Tierra y estuviese a 150 millones de años luz, en este momento no nos verían a nosotros, sino a los dinosaurios y la vida durante el mesozoico. En realidad vivimos constantemente viendo el pasado, aunque sea inapreciable, y ello porque la luz tarda un tiempo en ir desde que se refleja en un objeto hasta nuestros ojos. Vuelvo a repetir, alucinante, aunque parezca una afirmación de Pero Grulló.

No hay comentarios:

Publicar un comentario