jueves, 15 de noviembre de 2012

De matrimonios de conveniencia y otras cosas


Recuerdo una vez un debate que tuvimos en la Universidad, entre varios alumnos y un profesor, hablando de historia de las mentalidades, de cultura popular, en fin, de esos temas. Recuerdo que hablamos sobre el tema de los matrimonios de conveniencia y de la cuestión del amor, en el sentido en que nosotros lo podemos entender en el siglo XXI, y que, evidentemente, no era el mismo, por ejemplo, en la Edad Media.  El matrimonio de conveniencia ha sido una constante a lo largo de la historia por los beneficios que han podido traer a las familias que lo aparejaban. Sin embargo yo siempre he pensado una cosa, no sé si estaréis de acuerdo conmigo. Los matrimonios por amor, tal y como lo entendemos, han sido infinitamente más comunes entre la gente sin recursos, entre los pobres, las clases bajas, jornaleros, braceros, que entre los que tenían medios, y ni qué decir de los ricos y pudientes. Entre las clases altas, el concepto de amor quedaba para las amantes y la literatura del amor cortés, pero los matrimonios no concertados eran muy raros. Había que unir familias, recoger dotes, aumentar la hacienda familiar, en un mundo en que la honra no era un concepto individual, sino que afectaba a toda la familia. Sin embargo, los pobres que nunca tuvieron nada, más que sus brazos para el trabajo, sí que tenían más fácil el enamorarse y casarse con quien se habían enamorado. De todas formas el matrimonio de conveniencia era una constante en todas las clases sociales, aunque por motivos obvios estuviese más extendido entre los grupos de más poder económico y social. Entre las clases llamadas altas la mujer era un simple objeto que servía para aumentar mediante las uniones matrimoniales el patrimonio familiar y los beneficios que reportaban dichas bodas.
Hoy en día, como siempre, existe un tipo de amor llamado de conveniencia. Cómo sino explicarse que mujeres espectaculares de veintitantos años se casen con los prebostes o ricachones cuasi ancianos que todos los días vemos en televisión. Es un contrato establecido en que cada uno de los dos sabe lo que quiere.

1 comentario:

  1. jose maria amores plasencia21 de noviembre de 2012, 1:11

    .....pues en mi opinión todo matrimonio es de conveniencia porque te permite estar supuestamente más protegido por las instituciones, sean civiles o religiosas, y además puede mejorar la situación económica...lo que es por amor se queda en el amor y no necesita más reconocimiento que la soberanía de la voluntad de las partes y todo lo demás me suena a ideología en función los intereses del estado o de la iglesia o de las clases dominantes etc....las clases bajas más aún necesitan tal protección ya que el obrero o jornalero no puede realizar su función en largas jornadas de trabajo, como las de antes, si no estaba ubicado en una familia que le atendiese el resto de la jornada no laboral,así como a los hijos, en comida,vestido etc...antes incluso en Cehegín las mujeres llevaban la comida al hombre en el bancal y podérsela comer recien hecha...por esa conveniencia no existía el divorcio y el amor era supuestamente estable ya que la relación laboral tambien era interminable, "de sol a sol" se decía y tras ella no te ibas por ahí a buscar la aventura sexual y era mejor tener un vínculo estable y permanente, dado además que la única salida era la prostitución y sus riesgos y encima solo en casa sin poder recibir los cuidados de una mujer o el cariño de los hijos, que antes se desvivían mucho más que ahora por sus padres....y si hablamos solo de amor este se puede dar entre personas de cualquier edad, pero los problemas surgen con la gran diferencia de edad cuando hablamos de la institución matrimonial, en la cual es un tema tabú y suena a ridículo o por interés.......saludos

    ResponderEliminar