Esta fotografía es un precioso
ejemplo de serie estratigráfica del Triásico de Cehegín. La tomé el jueves por
la tarde junto a la Vía Verde
del Noroeste, en Cehegín. Fijaos en como se conserva la separación entre
pequeños estratos de yeso. Eso, que no parece en principio más que una roca sin
valor alguno, es algo maravilloso para el conocimiento de este mundo hace
alrededor de 230 millones de años, del piso llamado Keuper. Estos yesos se
formaron en un ambiente lagunar, en una época de clima árido, pero con estación
de fuertes lluvias, de modo que estas
lagunas se llenaban de agua en un tiempo determinado, pero luego, al llegar la
estación seca se secaban totalmente depositándose en el suelo las sales y
elementos presentes en el agua que no se
podían evaporar, así como los sedimentos que habían llegado desde la tierra
seca etc Así se fueron formando a lo largo
de millones de años lo que hoy son los yesos que observamos. Estos son algunos
de los terrenos más antiguos que hay en Cehegín. En realidad, para mi punto de
vista, el estudio de las series estratigráficas resulta más interesante que
incluso el de los fósiles. Estos últimos son más llamativos, evidentemente,
pero siempre deben de ser estudiados en consonancia con las series estratigráficas
en que han sido hallados, ya que, por sí solos, de manera independiente la
información que aportan es limitada. Cuando vayáis por el campo y observéis
estratos, sean de la época que sean, imaginad cómo se formaron. Podéis estar
viendo un antiguo fondo marino, el delta de un río de hace muchos millones de
años, una laguna, una antigua jungla o un desierto. Una simple roca es mucho
más importante para conocer nuestro pasado de lo que podáis creer.
Se trata de una serie margocaliza y yesífera que indica depósitos paleolacustres de sulfosales e hidróxidos de hierro, característicos de ambientes semiáridos del mesozoico. Véase sino las tierras "colorás" del Escobar y las vertiendes del río Quípar.
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