miércoles, 25 de septiembre de 2013

Brujas










Con la película de “Las brujas de Zugarramurdi” se va a poner de moda otra vez esta  cuestión de la brujería.  ¿Alguna vez os habéis planteado el por qué se habla siempre de brujas y casi nunca de brujos? En este tema hay un fenómeno basado fundamentalmente en la misoginia terrible en que vivía el cristianismo desde la Edad Media y fundamentalmente en los siglos XVI y XVII. La Inquisición en España estaba dirigida por los dominicos. Ellos tuvieron mucho que ver en la tortura y muerte de muchos miles de mujeres. La gran mayoría de hechos que se atribuían a las brujas eran totalmente falsos. De hecho mucho de ello no eran más que rituales antiguos que se habían mantenido en las zonas rurales al amparo de la tradición y también había muchos hombres que los practicaban. Cuando eran torturadas en el potro contestaban a lo que el torturador quería que contestasen y normalmente se declaraban como adoradoras del Diablo, siendo falso, simplemente por la tortura. La gran mayoría de las personas quemadas por brujería eran mujeres. El celo por parte de los inquisidores era, sin duda, mayor con ellas. La mujer era considerada un ser impuro. Desde siempre, cuando había calamidades, epidemias, plagas, se les solía culpar a ellas de los castigos que enviaba Dios. Por eso, en realidad, aunque eran tanto hombres como mujeres, en la idea tradicional de la persona practicante de la brujería ha quedado la mujer y muy raramente el hombre. En todo ese tema de los aquelarres, fiestas con el diablo, orgías con carneros, hay mucho de leyenda. En el siglo XVII podías acabar en el potro simplemente por hacer una pócima para el dolor de estómago y rezarla. Era un mundo basado en el miedo, pero no el miedo al Diablo, sino a las cosas de Dios en la Tierra. Cualquiera te podía denunciar por cualquier cosa. La vida misma estaba basada en un terror psicológico que sólo se puede imaginar pensando en los países que viven dirigidos por fundamentalismos religiosos hoy en día.

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