Se han recibido varios comentarios enviados por algunos lectores del blog sobre el interés que tienen en consultar este artículo y afirmando que no pueden encontrar las versiones en papel del mismo. Aunque fue colgado en este mismo espacio, en varios capítulos, en el año 2011, al parecer no se puede localizar debidamente, por lo cual lo dejo de manera íntegra para consulta de todo aquel que lo desee.
Francisco Jesús Hidalgo. Autor del artículo y administrador del blog.
Bereberes,
negros y moriscos: una aproximación al estudio de la esclavitud en Cehegín (1.561-1.650)
“Primero día de junio de mill y
quinientos y setenta y tres años, yo Joan de Lara, cura desta villa de Cehegín
baptizé a Catalina, esclaua del doctor Baleriola, médico. Fueron padrinos
morales el Tendero y la beata Caparrosa, y por la verdad lo firmé de mi nombre”
Joan de Lara
Introducción
El estudio de las clases sociales
bajas y de los grupos marginales en el Reino de Murcia durante la Baja Edad Media y la Edad Moderna es desde
hace bastantes años tema de investigación dentro de la historiografía murciana.
La labor de una serie de grandes investigadores de nuestra tierra (1) ha
logrado que la tarea de búsqueda en este asunto sea bastante menos áspera y los
conocimientos sobre la materia en cuestión hayan avanzado considerablemente en
los últimos 25 o 30 años. El mundo apasionante que nos ofrecen la Baja Edad Media y la Edad Moderna, aquella
primera Edad Moderna del siglo XVI floreciente y la decadencia, puritanismo y
transición del siglo XVII nos da la base de trabajo en que vamos a caminar a lo
largo de este estudio. Este artículo se centrará en el periodo comprendido
entre los años 1.561 y 1.650, con el claro motivo de recoger el momento de auge
económico de la primera y la transición y crisis económica en el siglo XVII
intentando dar a conocer someramente cómo se refleja el complejo mundo
socioeconómico e ideológico y moral de esta época en el apasionante y poco
conocido tema de la esclavitud.
Unas notas…
Como bien es sabido, el término
latino antiguo que viene a significar esclavo es servus de donde evolucionaría
hacia el término siervo -que en la Edad Media tiene una connotación un tanto ambigua
pues sin llegar a tener la consideración jurídica del esclavo en algunos
momentos de facto lo es-. El término esclavus aparece en el latín medieval y
está relacionado etimológicamente con s-luef, voz procedente del alemán que
hace referencia a lo eslavo. Las campañas en Centroeuropa de los otónidas
convirtieron a esta región en una cantera casi inagotable de género y
potenciaron no sólo su llegada masiva al imperio, también su exportación hacia
el mundo musulmán a través de las rutas comerciales establecidas. Las fuentes
árabes de la época hablan de las mujeres eslavas como muy apreciadas en los
círculos del tráfico de esclavos. Indudablemente, este concepto sigue teniendo
durante la Edad Moderna
la connotación que le es propia desde la antigüedad, referente al sentido de
bien particular, propiedad de un amo o una institución que puede transmitirse
por venta, herencia o donación. Pero de la idea medieval a la moderna sobre la
esclavitud hay sustanciales diferencias que vienen marcadas por un concepto más
humano del esclavo, al menos en los reinos de la Corona Hispánica.
Cehegín: Estructura
social y esclavos. Análisis estadístico
Podemos afirmar con seguridad que
en Cehegín nunca hubo una cantidad muy elevada de esclavos, como demuestran las
tablas estadísticas que a continuación presentamos. La villa tenía hacia 1.560
unos 800 vecinos- 3.600 habitantes aproximadamente (2) - de los cuales una
ínfima parte controlaba el poder económico y por ende el político. Es la
oligarquía local compuesta por varias familias de abolengo y tras los cuales
hallamos una clase intermedia con una posición buena, hidalgos en gran parte y
propietarios de tierras, y por último los pecheros, caballeros cuantiosos,
artesanos, braceros y asalariados, que componen la gran mayoría de la población
en esta época. En 1600 ésta era de unos 1.150 vecinos y en 1.650 de unos 1.200
aproximadamente. Es una estructura social que se mantendrá hasta el siglo
XVIII. Los esclavos van a aparecer, lógicamente, vinculados a los dos primeros
grupos dado el coste económico que suponía su adquisición y teniendo en cuenta
que su propiedad era una forma de realzar el prestigio social. Su presencia va a
venir dada, fundamentalmente y de forma directa, por la situación económica y
factores religiosos e ideológicos, al igual que ocurre con temas de índole
geopolítica y comercial de interés para la economía castellana y aragonesa en
el periodo que nos ocupa: el Magreb y el Mediterráneo.
El estudio de las actas de
bautismo del Archivo Parroquial de Santa María Magdalena nos indica, según se
podrá comprobar en esta primera tabla, que entre 1.561 y 1.650 son bautizados
30 esclavos en la villa de Cehegín y su término y 59 hijos nacidos de esclavas
son también llevados a la pila bautismal. De momento, el hecho de que sean
bautizados en noventa años tan sólo treinta adultos en Cehegín, ya nos da
indicios en relación a la distribución de la riqueza en la sociedad ceheginera
del siglo XVI y primera mitad del XVII. Hay pocos esclavos y esos pocos
pertenecen a un grupo de vecinos muy concreto.
Las actas de bautismo son una
pieza interesante de cara al estudio de las desigualdades sociales en una villa
de los siglos XV, XVI o XVII. En principio, nos aparece una cifra total
de 89 esclavos, pues los hijos quedaban como propiedad del amo y, por lo tanto,
si sobrevivían se quedaban en ese status. He creído conveniente dar datos de
cada diez años para facilitar más adelante la cifra real que es lo que nos
interesa al fin y al cabo. Un factor a tener en cuenta es que había esclavos
que no sabemos si estaban o no bautizados y no podemos sacar su número si no es
de una manera indirecta (padres y madres nombrados en las actas bautismales),
pues en las actas capitulares y los protocolos notariales no se ha hallado de
momento noticia que nos pueda ayudar en la contabilidad, lo cual ya, al menos
nos da alguna pista: su número era poco importante en la villa. No obstante no
serían muchos los que estuvieren sin bautizar aunque tenemos constancia, al
menos, de un hombre que es cristianizado una vez obtenida su libertad. Tal vez
es posible que fuese bautizado en peligro de muerte o causa similar. Más
adelante, en el espacio dedicado a los libertos nos ocuparemos de este tema.
Presentamos, a continuación, la
primera tabla estadística en la que he venido a reflejar los números globales
que nos dan las actas de bautismo para Cehegín en la cuestión del tema de los
esclavos, resultando estos números bastante exactos de cara a una valoración
del número de personas esclavizadas en la villa y su término en la segunda
mitad del siglo XVI y la primera del siglo XVII. Así, he intentado
indagar en los índices de mortalidad infantil y adulta, la vida media y el
número de ellos bautizados. También los que aparecen como progenitores y otros
datos estadísticos para, aproximadamente cada 40 años, tener un número de
esclavos que sea próximo a lo real (en la tabla nº 3, anexo I podrán leer la
relación completa de nombres de los amos y número de esclavos que posee cada
uno). El índice de mortalidad infantil en este sector y época, para este
artículo, viene calculado en un 70% por lo que se estima que de cada 10 nacidos
llegarían a sobrevivir al primer año 3 o 4. De los supervivientes que llegasen
a la juventud únicamente el 50% llegaría a ser adulto. Los datos confeccionados
para la demografía en este periodo nos vienen a indicar que de cada diez niños
nacidos llegarían a la edad adulta dos por término medio, y ello se puede
aplicar perfectamente a los hijos de esclavos, tal y como estamos haciendo en
este artículo. Por ello es necesario tener en cuenta pero con reservas el
número de nacimientos. La edad media de vida para este periodo se cifra entre
30 y 35 años. De todas formas estamos hablando de un colectivo relativamente
pequeño para una villa como Cehegín en esta época y no podemos decir que el
grupo sea, comparativamente hablando, con otros grupos marginales, de los que
más hijos tienen. Está claro, como veremos ahora, que el hecho de que se
prefieran con una diferencia abismal a mujeres frente a hombres en Cehegín hace
que los índices de natalidad de nacidos esclavos sean relativamente elevados si
tenemos en cuenta la población esclava que existe en la villa y su término.
Tabla nº 1. Esclavos
bautizados en Cehegín (1561-1650). Fuente Archivo Parroquial de Santa María
Magdalena. Actas de bautismo
Esclavos bautizados
|
Hijos de esclavos bautizados
|
total
|
años
|
Número total de bautismos
|
1
|
6
|
7
|
1561-1570
|
|
17
|
5
|
22
|
1571-1580
|
|
1
|
11
|
12
|
1581-1590
|
|
2
|
4
|
6
|
1591-1600
|
|
7
|
12
|
19
|
1601-1610
|
|
1
|
16
|
17
|
1611-1620
|
|
1
|
6
|
7
|
1621-1630
|
|
0
|
0
|
0
|
1631-1650
|
89
|
Realizando el estudio estadístico
de las madres de los bautizados, de los adultos que pasan por la pila bautismal
y de los nacidos esclavos he podido confeccionar un número aproximado de los
esclavos reales que hubo en Cehegín en 1.561, 1.600 y 1.650. En algún caso de
bautismo no es la madre si no el padre el que aparece en el acta, lo que indica
que tal vez se tratase de un matrimonio, pero es algo muy inusual.
Estos datos que proponemos a
continuación vienen sacados del análisis de las tabla nº 1 (anterior) y nº 3
(anexo I) que nombré anteriormente, y dada su extensión, presentamos al final del
capítulo, en que vienen reflejados todos los nombres de los propietarios entre
1.561 y 1.650 que hemos podido recopilar, con la relación y número de los
esclavos que tenía o tuvo cada uno a lo largo de su vida. Teniendo en cuenta
todos los factores posibles como la mortalidad infantil, la vida media de un
esclavo en esta época, las condiciones de trabajo y otros, he realizado un
cálculo aproximado que habría en Cehegín de manera real en 1.561, 1.600 y 1.650
llegando a la conclusión de que aproximadamente serían:
1.561…… Las actas de
bautismo comienzan este año. No se tienen referencias
1.600……. 30-40 esclavos
1.650……. 5-10 esclavos (no se
produce ningún bautismo entre 1630 y 1650)
El análisis de la tabla nº 1 y de
estas referencias estadísticas que presentamos en la parte superior ya nos
sirven para ir completando algunas ideas, fundamentalmente que en torno al año
1.600 es la época en que su número fue mayor en Cehegín, posiblemente más que
en el siglo XV y primera mitad del XVI. De estos siglos, hasta 1.550 no tenemos
ningún tipo de fuente de momento que nos aporte más noticias al respecto de la
población esclava, pero en mi opinión viene dada por el auge económico del
siglo XVI que de alguna manera va a permitir que un sector de la sociedad en
Cehegín (el grupo intermedio con un cierto patrimonio y tierras) pueda optar a
la compra de esclavos, lo cual en épocas anteriores resultaba bastante más
prohibitivo. Así al analizar la tabla nº 3 se podrá comprobar que muchos de los
propietarios no eran de la alta sociedad ceheginera pero, qué duda cabe, su
posición económica era bastante holgada.
En el decenio que va de 1.571 a 1.580 se produce
una cantidad de bautismos muy superior a las demás en el periodo de noventa
años que estudiamos y ello, a mi juicio, viene dado por un factor puntual de
una gran importancia: la guerra de Granada con la sublevación morisca, y
posiblemente el triunfo de Lepanto que influyó decisivamente no sólo en
el aspecto de control del comercio, también en el ideológico.
No todos estaban bautizados, como
decíamos antes, lo que impide conocer con exactitud su número real, más aún
teniendo en cuenta que no tiene por qué bautizarse forzosamente al
esclavo ya que como he podido comprobar en el caso de Francisco, liberto de
Pedro Rodríguez, que es bautizado en 1.575, algunos son cristianizados una vez
convertidos en libertos. Pero normalmente no sucede así pues el amo se encarga,
y tiene la obligación moral de hacerlo, de enseñar el catolicismo y predicar el
Evangelio. Ello facilitará en gran manera su posible puesta en libertad en un
futuro. De hecho es el único liberto bautizado en Cehegín entre 1.561 y 1.650.
Desde finales del siglo XVI el
índice de bautismos se mantiene, pero muy bajo, a excepción del periodo 1.601-1.610
en que se produce un aumento significativo, bautizándose siete esclavos.
Después la natalidad es lo que aumenta espectacularmente, sobre todo en el
decenio 1.611-1.620. A partir de este momento las cifras son muy bajas.
El último bautismo que nos es conocido en este periodo data del año 1.630 y no
volveremos a ver la cristianización de uno de ellos hasta 1.670 concretamente
cuando es bautizado uno propiedad de los Chico de Guzmán. Tal vez la gran
crisis demográfica y económica, junto con el desastre que produjo la gran peste
de 1.630 pudiera haber influido de manera decisiva en este comportamiento sobre
la población de esclavos en Cehegín.
El origen y los traficantes
Tabla nº 2. Relación de bautismos
por grupos. Fuente: Archivo Parroquial de Santa María Magdalena. Cehegín. Actas
de bautismo
Años
|
Moriscos
|
Bereberes
|
Negros
|
Total de esclavos bautizados
|
Total de hijos de esclavos
bautizados
|
1.561-1.600
|
4
|
1
|
3
|
20
|
26
|
1.6011-650
|
0
|
2
|
1
|
9
|
34
|
Total
|
4
|
3
|
4
|
29
|
60
|
Antes de comentar los tres grupos
de esclavos que encontramos en Cehegín en el siglo XVI es importante referirse
a dos grupos generales en que es necesario hacer énfasis antes de analizar los
grupos concretos, hemos de hablar de dentro de las fronteras (moriscos
esclavizados) y esclavos extranjeros (negros y bereberes). Durante el siglo XV
y principios del XVI al Reino de Murcia llegaron bastantes procedentes de
Canarias (guanches) pero no disponemos de ningún tipo de constancia documental
para Cehegín por lo cual no podemos afirmar ni desmentir que pudiese haber
algún individuo de esta etnia entre los esclavos a finales del reinado de los
Reyes Católicos. Desgraciadamente en casi el 60% de las actas de bautismo no
aparece reflejado el grupo de origen del bautizado pero sí que podemos, de
momento, sacar los tres grupos que conviven hasta 1600 y tras la expulsión de
los moriscos los dos que quedan: bereberes y negros. En principio, casi no me
cabe ninguna duda de que el grupo preferido por los compradores eran los
negros, por su docilidad y menor rebeldía que los moriscos y los bereberes,
aunque en los momentos posteriores a la sublevación de las Alpujarras
comprobamos que se produce la mayor cantidad de bautismos de esclavos en
Cehegín, en un decenio, hasta la abolición de la esclavitud. La gran parte de
los bautismos de este momento son mujeres y es de suponer que más de una fuese
traída por gente de la milicia de Cehegín que combatió en la sublevación de
1569. La mayoría de bautizados en 1.571-1.580 debieron de ser moriscos, pero
las actas de bautismo sólo nos lo confirman en parte. Es importante
observar cómo la crisis económica paulatinamente va incidiendo en la cuestión
de la llegada de esclavos a la villa.
Será la expansión
catalano-aragonesa en el Mediterráneo, desde la segunda mitad del siglo XIV, lo
que provoque el renacimiento de la esclavitud en la Península Ibérica.
También la expansión atlántica portuguesa será clave en el siglo XV,
convirtiéndose Lisboa en el centro del tráfico de esclavos negros de Europa en
los siglos XV y XVI. Los bereberes entrarán debido a la intervención española
en el norte de África ya desde la época de los Reyes Católicos y desde los
centros de control militar como Orán en el siglo XVI. En la Península Ibérica
el final de la Reconquista
con la toma de Granada en 1.492 y la cuestión morisca con la sublevación
granadina serán un factor muy importante desde el punto de vista de la
esclavización de sujetos que habitan dentro de la Corona de Castilla. El
tráfico con respecto al Reino de Murcia estaba controlado por comerciantes
genoveses que habrían venido a sustituir a los judíos, expulsados en 1.492,
y posiblemente los bereberes entrarían para ser vendidos en Murcia a través del
puerto de Cartagena, mientras que casi con toda seguridad los negros
llegarían a Castilla a través de los tratantes portugueses desde Lisboa y tal
vez serían repartidos desde el importante centro de trata de Sevilla, aunque es
posible que también llegasen desde el norte de África por medio de los mismos
comerciantes italianos durante todo el siglo XVI.
A lo largo de este capítulo iremos
viendo como los siglos XVI y XVII van a venir a ser sustancialmente diferentes
el uno del otro con respecto a todas las facetas de la vida cotidiana y la
cuestión política y económica y, como no, la esclavitud se verá afectada por
los cambios paulatinos que se vienen percibiendo ya desde finales del siglo
XVI.
Los propietarios
En cuanto a los propietarios,
decíamos que eran gente de las oligarquías locales y de un grupo intermedio con
buena disponibilidad económica que compraba esclavos en la medida de sus
posibilidades, sobre todo en el siglo XVI, lo que realzaba su prestigio y
condición social. Este grupo intermedio es el conocido en Castilla como de los
labradores ricos o caballeros cuantiosos, que son pecheros, a los que su buena
situación económica permitía poder ostentar con la compra de algún esclavo. He
podido extraer de las actas de bautismo la cantidad total entre 1.561 y 1.650,
de 54 vecinos que tuvieron esclavos y de 7 cuyas identidades no conocemos.
Teniendo en cuenta que el número de vecinos hacia 1.600 es aproximadamente de 1.150
nos podremos percatar de lo casi elitista que resultaba la posesión de un
esclavo. En esta lista, que añadimos como anexo al estudio, se podrá fácilmente
comprobar que la mayoría son vecinos del ámbito de la oligarquía local y otros
que son hidalgos y poseen una renta suficiente para permitirse el lujo de tener
un esclavo. Gaspar del Bayo, regidor en Cehegín a finales del Siglo XVI, los
Fajardo, Carreño, Monterrosso, Úbeda, aparecen en la lista como propietarios. Los
clérigos también gustaban de tener alguno como Domingo Fernández Álvarez o
Alonso de Gea. Los alcaides de la fortaleza disponían de al menos un esclavo,
el escribano Ginés Muñoz, el doctor Valeriola, son personajes de finales del
siglo XVI que fueron, en su momento, propietarios. Los últimos vecinos que
conocemos que los tuviesen y ya casi a finales del Siglo XVII serán los
omnipotentes en esta época Chico de Guzmán, pero el esclavo ya es rara avis en
la villa de Cehegín. Sí, porque, como después se verá, se está produciendo una
cierta concienciación sobre el tema de la esclavitud que comienza a recalar en
la sociedad desde la segunda mitad del siglo XVII, tal vez un poco antes.
También es cierto que la crisis económica invitaba más a tener criados exclusivamente
y dejar la ostentación para otros tiempos. En la segunda mitad del XVII sólo
los encontraremos como decía en las más altas familias del pueblo.
La función del esclavo.
En el siglo XVII parece ser que,
desde 1.610-1.615, la tendencia pueda ser la de optar por los criados o
sirvientes de manera más decidida, pues aunque el status jurídico era
diferente, de facto venía a ser lo mismo y no costaban dinero. Se prefieren en
su gran mayoría las mujeres a los hombres pues, por regla general, el esclavo es
destinado a los trabajos de casa y del hogar y las mujeres resultaban más
adecuadas para ello, para ejercer de sirvientas, trabajar en las tareas propias
de la casa, ir al mercado etc. También interesaba que procrearan porque ello
suponía más esclavos sin tener la necesidad de comprarlos. Los varones, poco
abundantes en Cehegín, se dedicarían a otros sectores de trabajo en la casa, a
hacer tal vez de mozos, trabajar en las cuadras o al cuidado de animales etc.
De todas formas su función era prácticamente igual a la de los criados, con los
que vivirían y harían el trabajo sin distinciones, diferenciándose sólo en
cuanto a que unos son personas libres y los otros, propiedad del amo. No parece
ser que trabajasen en el campo como se desprende de investigaciones realizadas
en otras zonas del Reino de Murcia. En las ciudades eran comprados también por
gente perteneciente a los diversos gremios, en cuyos negocios servían como
ayudantes y casi siempre en el marco urbano. No es el caso de Cehegín, aunque
puede existir algún elemento concreto, lo que no he podido documentar, que
fuese adquirido para el trabajo y ayuda en algún taller o similar.
Para esta vecindad no tenemos
constancia de la existencia de esclavos que trabajasen para el Concejo o alguna
otra institución pública o privada pero es casi seguro que los hubo, pues es
cosa corriente según las fuentes de otras villas o ciudades que determinados
organismos o instituciones tengan algún esclavo de su propiedad. Parece que
eran adquiridos para una gran variedad de funciones, desde mozos hasta verdugos
en algún caso.
Las mujeres eran también usadas
para otros menesteres, de ahí que algunas tengan varios hijos en un corto
espacio de tiempo. Sólo en un acta de bautismo encontramos a un niño hijo de
una esclava donde aparece el padre “Francisco, de una esclava de
Monterrosso y padre acólito”. El tema de los hijos bastardos en las clases
sociales altas resulta tremendamente interesante. En esta época parece
relativamente común y es sabido de todos, pese a la total ausencia de fuentes
al respecto, la existencia de una cierta abundancia de hijos ilegítimos habidos
de amos con esclavas. De momento no he podido hallar ningún documento que nos
aporte información de las condiciones y vida del hijo bastardo, cosa por otro lado
lógica y muy normal, pero podemos intuir, casi sin temor a errar, que ello pudo
influir en una mayor atención en las necesidades del niño que, aunque
ilegítimo, era natural y en la posibilidad, en caso de supervivencia del
pequeño de que, una vez finado, el señor dejase en su testamento el deseo de
hacerlo liberto. De todas formas son opiniones personales que espero poder
contrastar en futuras investigaciones.
Esclavos y libertos
Hablábamos al principio de este
artículo de un concepto más humano que se tenía del esclavo, que lo hacía
diferenciarse notablemente de la consideración social que tenían en la Edad Media. En opinión
de Ángel Luis Molina (4) y según estudios de García Gallo (5) el atentar contra
la integridad física del esclavo había de ser castigada, según las leyes en el
siglo XV, como si se hubiese delinquido contra hombre libre y se hace hincapié
en que, no obstante, existía una gran tolerancia hacia los castigos físicos.
Durante los siglos XVI y XVII la legislación va a continuar en ese sentido.
Los esclavos, a decisión del amo,
podían ser liberados y por lo tanto pasar a tener un status jurídico
equiparable al de los hombres libres. Son los libertos. Anteriormente comentaba
que el que estuviesen bautizados predisponía a que fuese mucho más fácil
convertirlos en personas libres, pues no estaba permitido que lo fuesen sin
estar cristianizados. Hay casos, como el de Francisco, que comentábamos unas
líneas antes, que se bautizan precisamente una vez puestos en libertad.
Había dos maneras de que el
esclavo obtuviese la condición de libre que se vienen ejecutando desde la Baja Edad Media y se
mantendrán hasta el Siglo XVIII como lo confirman los estudios de Antonio
Peñafiel (6); son los testamentos y las cartas de libertad. El testamento
refleja la voluntad por dejar en libertad al esclavo una vez finado el amo,
para dar gracias o agradecer los servicios prestados, en algunos casos durante
toda su vida. La carta de libertad es, como su propio nombre indica, el
documento por medio del cual se concede la facultad de hombre libre a un
esclavo y suele venir dada por la compra de esa libertad, o sea, la petición de
un rescate. Éste, o su familia, pagarán una cantidad de dinero determinada, que
normalmente coincide con lo que costó a su amo como condición previa para
convertirle en liberto. Aunque normalmente esta operación se llevaba a cabo
como hemos comentado, me veo tentado a pensar que en algunos casos se realizase
con la intención de conseguir un dinero superior al que costó en su momento. Se
buscaría un negocio lucrativo y probablemente la práctica de comprarlos y luego
darles la carta de libertad exigiendo un precio superior a su compra, si no fue
habitual si debió de darse en algunos casos. No obstante, esta práctica de
buscar ganancias con las cartas de libertad es más propia del siglo XV antes de
la conquista del Reino de Granada, muy común a ambos lados de la frontera
murciano-granadina.
Peñafiel (7) apunta una cuestión
muy interesante con respecto a la obtención de libertad de los esclavos en el
siglo XVIII, pero que puede ser perfectamente extrapolable a los dos siglos
anteriores: en muchas ocasiones éste es liberado en contra de su propia
voluntad. Lo que a primera vista aparenta ser una auténtica paradoja no lo es
tanto si se piensa con un poco de tranquilidad. El esclavo, como suele ocurrir,
con multitud de objetos pierde valor conforme van transcurriendo los años y su
mantenimiento cuesta dinero. Cuando se convierte en anciano, se queda impedido,
o no puede desarrollar un trabajo efectivo para el que fue comprado en su
momento, lo más fácil es deshacerse de él. En esta situación el liberto gozará
de su “nueva vida” pero se le hará realmente difícil subsistir. En muchos casos
no es extraño que de un grupo marginal como son los esclavos se pase a otro, el
de los mendigos.
Condiciones de vida
Parece ser que las condiciones de
vida de un esclavo no eran malas y los amos se esforzaban por poder tenerlos en
condiciones útiles y buena salud, como cosa propia que eran. El hecho de que
tuvieran un precio elevado y fuesen un artículo casi de lujo así lo exigía.
También hemos de tener en cuenta que los trabajos que realizaban, al menos en
esta zona, ya lo decíamos antes, eran propios de tareas del hogar, de ahí que
en su gran mayoría, tanto en el siglo XVI como en el XVII fuesen preferidas las
mujeres. El que los trabajos físicos fuesen por regla general suaves incidía en
la calidad y la duración de la vida del esclavo/a. No obstante tal y como opina
Kamen refiriéndose a mediados del siglo XVIII, y que es aplicable totalmente a
nuestro periodo de estudio, en muchos casos se trata casi mejor al esclavo que
al criado. Esto lo hemos de interpretar en el sentido de que éste, como parte
del patrimonio, debe ser ejemplo, como una casa o un carruaje, de la situación
social y económica de su propietario. Irían, por regla general, bien vestidos y
con buena presencia, intentando reflejar el poder económico y el buen trato del
amo. Si una persona es capaz de gastar 15.000 maravedíes en una esclava sabe
que lo hace porque puede, quiere que los demás lo sepan y además intenta que
aguante en buenas condiciones el mayor tiempo posible. Eso sí, se le saca todo
el rendimiento posible, tampoco vayamos a pensar que su vida transcurría entre
algodones. Es la mentalidad de los ricos en el Cehegín de la Edad Moderna.
Derechos y consideración social. La mentalidad
Ya hemos dicho en más de una
ocasión a lo largo de este artículo que los esclavos, como tal, carecen de todo
tipo de derechos civiles, hasta el punto de que son propiedad, equiparados al
rango de cosa, de otra persona. Sin embargo, es necesario comentar que ya desde
mediados del siglo XVII la mentalidad va cambiando con respecto a la
esclavitud. En este momento no es más que el producto natural de una evolución
progresiva desde la Baja
Edad Media en cuanto al concepto de ser humano. El esclavo es
un ser con alma, una criatura de Dios y desde el siglo XIV ya se comienza a
regular jurídicamente el trato y las condiciones de vida. Desde la segunda
mitad del XVII se comienza a intuir lo inmoral de una práctica que sólo viene
justificada en estos tiempos por su condición de paganos o gentes sin
cristianizar. Esta nueva situación va a venir dada porque existe una serie,
llamémoslo así, de derechos morales y religiosos, basados en la idea de que el
esclavo también es hijo de Dios y por eso mismo se le pueden y deben
administrar los Sacramentos. En las actas de matrimonio de la Parroquia de Santa María
Magdalena curiosamente no he podido hallar ni un sólo matrimonio. Aparece alguno
de moriscos libres, mixto de castellano y morisca y una noticia referente al
bautismo de un bebé gitano. Los matrimonios de esclavos debieron ser raros en
este periodo. Desde luego en Cehegín no conozco ninguno, pero hay referencias
de matrimonios en otros lugares de Castilla. Más curiosidad, si cabe, me ha
levantado la cuestión de los funerales y entierro, no habiendo podido encontrar
una sola acta de defunción que nombre al esclavo. ¿Acaso a su muerte perdían la
condición de manera que en el acta no se reflejase si eran o no esclavos? Lo
cierto es que en estos momentos tengo mis dudas al respecto, pero ciertamente
entre 1.561 y 1.650 no aparece reflejado ninguno en las actas de defunción, por
lo menos como “esclavo de…” Lo más lógico y normal es pensar que dado su status
jurídico no se les incluya en las actas de defunción, pero la total ausencia de
noticias con respecto a la población esclava de Cehegín en este tema me plantea
la posibilidad de hacer conjeturas. Está claro que los que morían sin ser bautizados
no serían enterrados en suelo sagrado, pero no se sabe que ocurría con los
cristianizados. Tal vez se reservaba un espacio destinado a estos grupos donde
no estuviesen exactamente en el mismo lugar que los cristianos viejos. La zona
de enterramiento en esta época era la parroquia de Santa María Magdalena y las
ermitas de la villa. Es de suponer que los gastos de entierro,
funeral y misas corriesen a cargo del amo, cuando se hacían. Posiblemente se
realizase un entierro sencillo y se dejase pagada una pequeña cantidad de misas
por su alma y en algún caso el mismo esclavo podía dejar un poco de dinero, tal
vez ahorrado a lo largo de muchos años, en el momento en que viera próxima su
última hora. Esto es posible porque, a veces, el amo le permitía realizar
pequeños trabajos fuera de la casa, con lo que podía reunir ciertas cantidades
de dinero para uso propio.
El nombre
En Cehegín, al igual que en toda la Península es costumbre
que los amos den un nombre cristiano al recién bautizado y a veces se da el
caso de que sin estar bautizado se le de nombre al uso, como ocurre con el
mencionado liberto de Monterrosso, pero lo más normal es la primera situación.
En muchas ocasiones el nombre que se le daba era el del propietario, a veces
junto con el apellido, algo bastante común, o bien de algún santo de la
devoción familiar. Algunos mantenían su nombre original durante bastante
tiempo, pero no es lo usual. A los hijos, propiedad también del amo, al igual
que a los adultos se les solía dar el nombre del santo del día, el del amo o su
mujer, bien el de algún santo, santa o bien alguna advocación de la Virgen, normalmente a que
fuesen devotos los amos.
Los esclavos en Cehegín:
objeto de ostentación
Cuando hablamos de los grupos
adinerados y de poder (siempre van unidos) a lo largo de la Historia es fácil darse
cuenta de un detalle que, a pesar de parecer nimio, es importantísimo por su
relevancia en este tema: el rico no sólo debe ser rico, además tiene que
demostrar que lo es para mantener el reconocimiento social. Aquí vienen al caso
los esclavos y la justificación de que las oligarquías en Cehegín los
compren, pero también gente adinerada, que siendo hidalgos (muchas veces no lo
son) disponen de un prestigio basado en el patrimonio. El esclavo, lo he dicho
en varias ocasiones a lo largo de este trabajo, es un lujo, no una necesidad.
En el Cehegín de los siglos XVI-XVII se compra simplemente por puro deseo de
ostentación, por el hecho de querer demostrar que se puede permitir tenerlos en
su casa, cuando realmente la misma función que realiza habitualmente la puede
hacer una sirvienta o un hombre libre, un criado, y teniendo en cuenta que la
adquisición de los criados no cuesta dinero y las labores que realizan, es
lógico pensar que en una sociedad como la de Cehegín el poseer un esclavo daba
cierto signo de distinción. De hecho, los criados siguen realizando sus tareas
en conjunto con ellos y aunque jurídicamente tengan derechos que el esclavo no
tiene, su situación es, de facto, prácticamente igual. Así comprendemos
observando la tabla nº 3 (anexo I) cómo la mayoría de propietarios en Cehegín
en estos noventa años sólo tienen uno o, a lo sumo, dos y sus hijos. El resto
del personal está compuesto por criados.
Los precios de los esclavos en
esta época, como en todas, varían bastante en función del físico, ser hombre o
mujer, la edad etc. En algún caso concreto podía llegar a los 30.000 maravedíes
que es una cifra muy elevada para la época, pero el precio normal podría rondar
en torno a los 10.000-15.000 hacia 1600. Para Cehegín no tenemos de momento
localizadas en los protocolos notariales cartas de compra y venta de esclavos,
pero sí las hay localizadas para Murcia y Lorca en los siglos XV-XVI (9)
Conclusiones
A modo de conclusión terminamos
este capítulo. El hecho de que las actas capitulares no hayan arrojado de
momento luz sobre las actuaciones del Concejo con respecto al tema de la
esclavitud en la villa y su término no implica que no puedan aparecer acuerdos más
tarde que nos saquen de dudas en algunas cuestiones sobre las que hemos tenido
que buscar analogías en Murcia o Lorca.
De la idea medieval a la moderna
en lo relativo a la esclavitud hay sustanciales diferencias que vienen marcadas
por un concepto más humano del
esclavo. Este seguirá sin tener ningún tipo de derechos civiles y será tratado
como una cosa, una mercancía, pero se entenderá que es un ser humano y como tal
tiene unos derechos morales que vienen dados sobre todo por poder recibir sacramentos como el bautismo y el
matrimonio. Al menos en teoría, existe una legislación que vela porque no se
cometan tropelías ni se les inflijan castigos físicos ni que el amo pueda
darles muerte a su antojo.
Su número en Cehegín no fue ni
mucho menos elevado, sino todo lo contrario, pero ello no quita que su
presencia resulte interesantísima de cara al estudio de la sociedad local entre
1.561 y 1.650. Fueron traídos como elemento
de ostentación social por los grupos adinerados y ello es un factor
vital para poder entender la mentalidad de la época. Se preferían mujeres a hombres y su lugar de
trabajo fue básicamente el servicio en el hogar. Los esclavos en Cehegín, como en toda la Península durante este
periodo fueron moriscos, negros y bereberes y entre ellos los negros siempre fueron los preferidos,
fundamentalmente por su docilidad.
Aparte de los datos estadísticos
la intención fundamental de este artículo es reflejar el cambio de mentalidad en lo
moral-religioso y lo ideológico que se viene produciendo ya desde la Baja Edad Media, pero
que tiene su más clara imagen desde mediados del siglo XVII cuando
comienza a decaer la esclavitud y, si no es mal vista, sí se observa una
aceptación muchísimo más baja de ella y un cambio de actitud sin igual en la
historia de los Reinos Hispánicos. No obstante seguirán estando presentes en el
Reino de Murcia hasta finales del siglo XVIII. En Cehegín a finales del siglo
XVII prácticamente han desaparecido.
El estudio de los grupos sociales
que se han venido en llamar marginales, en contraposición absoluta a los
privilegiados, es apasionante por lo poco estudiado hasta hace unos 30 años,
pero aún resulta más atractivo, si cabe, por la importancia que éstos, aunque
no lo parezca, pueden tener a la hora de entender las estructuras sociales y
las relaciones dentro de todo el entramado de que se compone una sociedad.
Hemos podido comprobar cómo los esclavos en Cehegín son comprados como una
especie de objeto dirigido a la ostentación social y el aparentar (el no sólo
ser, aparentar). A veces se convertían en amigos del amo con el que convivían
durante toda su vida. Algunos, una vez libertos, se convertían en gente
respetable (en Cehegín no conocemos ningún caso pero sí se han estudiado en
ciudades como Sevilla) y otros pasaban a engrosar el grupo de los mendigos una
vez que se convertían en carga y gasto para el amo y se les daba la libertad
forzosa.
Son un colectivo que ha estado
aquí hasta hace menos de 200 años como testigos de una sociedad que caminaba
desde la Edad Media
hasta los siglo XIX y XX. Desde luego muchos hombres libres vivieron más
calamidades que el esclavo, que no tenía libertad, pero sí comida, cuando los
tiempos se tornaban difíciles para la inmensa mayoría de la población de
Cehegín. Creo que dentro del grupo de los llamados marginados (mendigos,
gitanos, moriscos, prostitutas…) los esclavos no llevaron la vida más penosa.
Que nadie se sienta extrañado si planteo la posibilidad de que más de un
esclavo lo fuese por voluntad propia ya que en esta época, como en todas, el
hambre y el malvivir tienen más poder que lo que nosotros llamamos hoy en día
libertad. Muchos moriscos posiblemente lo entendieron así. Los cristianos al no
poder ser hechos esclavos tenían la posibilidad de ser criados lo que al final
resultaba ser casi lo mismo, a pesar de su status jurídico diferente. El
concepto de libertad en el siglo XVI y XVII en una villa como Cehegín era
patrimonio de unos pocos.
Anexo I.
Tabla nº 3. Contiene los nombres de todos los propietarios
de esclavos que hubo en Cehegín entre 1561 y 1650 y el número que sabemos que
tiene cada uno.
Propietarios
|
||||
Propietario
|
Esclavos
|
Esclavas
|
Hijos
bautizados de esclavos
|
Años
de referencia
|
Gaspar
del Bayo
|
1
|
2
negras
|
2
|
1.579-1.591
|
Ginés
Muñoz
|
1
morisca
|
1
|
1.569
|
|
Pedro
Rodríguez
|
1
|
2
|
1
|
1.575-1.584
|
Lope
Fajardo
|
1
|
1
morisca
|
1.581-1.601
|
|
Jusepe
Corbalán
|
1
negro
|
1
|
1.590
|
|
Miguel
de Gea
|
1
morisca
|
3
|
1.581-1.589
|
|
Martín
Carreño
|
1
|
1
|
1.595
|
|
Francisco
Fajardo
|
4
|
5
|
1.601-1.624
|
|
Isabel
López
|
1
|
2
|
1.611-1.613
|
|
Fernán
Pérez
|
1
|
1
|
1.611
|
|
Miguel
Estéban
|
1
|
1
|
1.580-1.614
|
|
Francisco
Ruiz
|
1
|
2
|
1.615-1.618
|
|
Ginés
Chico
|
1
|
1.569
|
||
Jerónima
Fajardo
|
1
bereber
|
2
|
1.619-1.621
|
|
Juan
de Chinchilla
|
1
|
1
|
1.570
|
|
Doctor
Valeriola
|
1
|
1.570
|
||
Juan
Rodríguez
|
1
|
1.601
|
||
Alonso
Carreño
|
1
negra
|
2
|
1.603-1.604
|
|
Viuda
de Cristóbal Núñez
|
1
|
1
|
1.610
|
|
Rodrigo
Carreño
|
1
|
1
|
2
|
1.612-1.622
|
Juan
de Teruel
|
1
|
2
|
1.615-1.630
|
|
Cristóbal
Martínez
|
1
|
1.577
|
||
Monterrosso
|
1
|
1
|
1.580
|
|
Alonso
Fernández Peñalver
|
1
|
1
|
1.581
|
|
Domingo
García
|
1
|
1
|
1.605
|
|
Isabel
de Úbeda
|
1
|
2
|
1.609-1.615
|
|
Ruiza
|
1
|
1
|
1.568
|
|
Ginés
García
|
1
|
1
|
1.569
|
|
Gonzalo
Piñero
|
1
|
1.572
|
||
Ginés
Muñoz, escribano
|
1
|
1.577
|
||
Juan
López
|
1
|
1
|
1.579
|
|
Juan
Escudero
|
2
|
1.579-1.580
|
||
María
Muñoz
|
1
|
1
|
1.582
|
|
Francisco
Gil
|
1
|
1
|
1.603
|
|
García
de Maya
|
1
|
1.604
|
||
Domingo
Fernández Álvarez (Clérigo )
|
1
|
1.604
|
||
Pedro
Chico
|
2
|
1
|
1.607-1.613
|
|
Francisco
Martínez Gil
|
1
|
1
|
1.612
|
|
Juan
Fajardo
|
1
|
1
|
1.637
|
|
Martín Carreño, alcaide
|
1
|
1
|
1.621
|
|
Ginés
Hernández
|
1
|
1
|
1.569
|
|
Teresa…
|
1
|
1.574
|
||
Juan
Muñoz
|
1
|
1.578
|
||
El
alcaide…
|
1
|
1.578
|
||
Juan
de la Chiva
|
1
|
1.593
|
||
Alonso
Carreño
|
1
bereber
|
1.601
|
||
Francisco
Gil de Buenrrostro
|
1
|
1.601
|
||
Viuda
de Cristóbal Núñez
|
1
|
1
|
1.606
|
|
Martín
Carreño
|
1
|
1
|
1.615
|
|
Amador
de Atienza
|
1
|
1
|
1.588
|
|
Alonso
de Gea, licenciado
|
1
|
1.606
|
||
Alonso
Yánez
|
1
|
1
|
1.619
|
|
Francisco
Fajardo Lara
|
1
|
1.629
|
||
Francisco
de Úbeda
|
1
esclava morisca
|
1.577
|
||
Desconocido
|
1
|
1.572
|
||
Desconocido
|
1
|
1
|
1.579
|
|
Desconocido
|
1
|
1
|
1.601
|
|
Desconocido
|
1
|
1
|
1.585
|
|
Desconocido
|
1
|
1
|
1.600
|
|
Desconocido
|
1
|
1
|
1.571
|
|
Desconocido
|
1
bereber
|
1
|
1.578
|
Notas
1. Destacaría al maestro
don Juan Torres Fontes, a Ángel Luis Molina por su gran trabajo en la
investigación sobre la sociedad en el Reino de Murcia y con un emotivo
recuerdo a Miguel Rodríguez LLopis que fuese profesor mío de Historia del Islam
Medieval, Antonio Peñafiel Ramón…
2. Según referencias
de Angel Luis Molina Molina
3. En “Contribución al
estudio de la esclavitud en Murcia a finales de la Edad Media”. En Murgetana.
Nº 53.Pp. 111-134
4.. Molina Molina
A.L. Ob. Cit,
5. García Gallo A. En Curso de Historia del Derecho Español.1947.
Pp. 138-139
6. Peñafiel Ramón, A. en Amos
y esclavos en la Murcia
del setecientos. Pp. 147 y siguientes
7. Peñafiel Ramón, A. en Amos
y esclavos en la Murcia
del setecientos. Pp.147 y siguientes
8. Torres Rafael, en “La esclavitud en Cartagena….” Contrastes
nº 2. 1.986. Pp. 100
9. En el Archivo Histórico
Provincial de Murcia, sección de Protocolos Notariales se han hallado
muchas cartas de compra y venta de esclavos, así como otros documentos muy
interesantes para el estudio de la esclavitud en el Reino de Murcia hasta el
siglo XVIII. Remito a estudios de Molina Molina, A.L., Peñafiel Ramón, A., Furtet Cabana E. y otros sobre el
tema de la esclavitud en el Reino de Murcia reseñados en la bibliografía.
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