jueves, 6 de agosto de 2015

Bereberes, negros y moriscos: una aproximación al estudio de la esclavitud en Cehegín (1.561-1.650)



Se han recibido varios comentarios enviados por algunos lectores del blog sobre el interés que tienen en consultar este artículo y afirmando que no pueden encontrar las versiones en papel del mismo. Aunque fue colgado en este mismo espacio, en varios capítulos, en el año 2011, al parecer no se puede localizar debidamente, por lo cual lo dejo de manera íntegra para consulta de todo aquel que lo desee.

Francisco Jesús Hidalgo. Autor del artículo y administrador del blog.



Bereberes, negros y moriscos: una aproximación al estudio de la esclavitud en Cehegín (1.561-1.650)

“Primero día de junio de mill y quinientos y setenta y tres años, yo Joan de Lara, cura desta villa de Cehegín baptizé a Catalina, esclaua del doctor Baleriola, médico. Fueron padrinos morales el Tendero y la beata Caparrosa, y por la verdad lo firmé de mi nombre”

Joan de Lara

 Introducción

El estudio de las clases sociales bajas y de los grupos marginales en el Reino de Murcia durante la Baja Edad Media y la Edad Moderna es desde hace bastantes años tema de investigación dentro de la historiografía murciana. La labor de una serie de grandes investigadores de nuestra tierra (1) ha logrado que la tarea de búsqueda en este asunto sea bastante menos áspera y los conocimientos sobre la materia en cuestión hayan avanzado considerablemente en los últimos 25 o 30 años. El mundo apasionante que nos ofrecen la Baja Edad Media y la Edad Moderna, aquella primera Edad Moderna del siglo XVI floreciente y la decadencia, puritanismo y transición del siglo XVII nos da la base de trabajo en que vamos a caminar a lo largo de este estudio. Este artículo se centrará en el periodo comprendido entre los años 1.561 y 1.650, con el claro motivo de recoger el momento de auge económico de la primera y la transición y crisis económica en el siglo XVII intentando dar a conocer someramente cómo se refleja el complejo mundo socioeconómico e ideológico y moral de esta época en el apasionante y poco conocido tema de la esclavitud.
                                                                    
Unas notas…

Como bien es sabido, el término latino antiguo que viene a significar esclavo es servus de donde evolucionaría hacia el término siervo -que en la Edad Media tiene una connotación un tanto ambigua pues sin llegar a tener la consideración jurídica del esclavo  en algunos momentos de facto lo es-. El término esclavus aparece en el latín medieval y está relacionado etimológicamente con s-luef, voz procedente del alemán que hace referencia a lo eslavo. Las campañas en Centroeuropa de los otónidas convirtieron a esta región en una cantera casi inagotable de género y potenciaron no sólo su llegada masiva al imperio, también su exportación hacia el mundo musulmán a través de las rutas comerciales establecidas. Las fuentes árabes de la época hablan de las mujeres eslavas como muy apreciadas en los círculos del tráfico de esclavos. Indudablemente, este concepto sigue teniendo durante la Edad Moderna la connotación que le es propia desde la antigüedad, referente al sentido de bien particular, propiedad de un amo o una institución que puede transmitirse por venta, herencia o donación. Pero de la idea medieval a la moderna sobre la esclavitud hay sustanciales diferencias que vienen marcadas por un concepto más humano del esclavo, al menos en los reinos de la Corona Hispánica.

  Cehegín: Estructura social y esclavos. Análisis estadístico

Podemos afirmar con seguridad que en Cehegín nunca hubo una cantidad muy elevada de esclavos, como demuestran las tablas estadísticas que a continuación presentamos. La villa tenía hacia 1.560 unos 800 vecinos- 3.600 habitantes aproximadamente (2) - de los cuales una ínfima parte controlaba el poder económico y por ende el político. Es la oligarquía local compuesta por varias familias de abolengo y tras los cuales hallamos una clase intermedia con una posición buena, hidalgos en gran parte y propietarios de tierras, y por último los pecheros, caballeros cuantiosos, artesanos, braceros y asalariados, que componen la gran mayoría de la población en esta época. En 1600 ésta era de unos 1.150 vecinos y en 1.650 de unos 1.200 aproximadamente. Es una estructura social que se mantendrá hasta el siglo XVIII. Los esclavos van a aparecer, lógicamente, vinculados a los dos primeros grupos dado el coste económico que suponía su adquisición y teniendo en cuenta que su propiedad era una forma de realzar el prestigio social. Su presencia va a venir dada, fundamentalmente y de forma directa, por la situación económica y factores religiosos e ideológicos, al igual que ocurre con temas de índole geopolítica y comercial de interés para la economía castellana y aragonesa en el periodo que nos ocupa: el Magreb y el Mediterráneo.
El estudio de las actas de bautismo del Archivo Parroquial de Santa María Magdalena nos indica, según se podrá comprobar en esta primera tabla, que entre 1.561 y 1.650 son bautizados 30 esclavos en la villa de Cehegín y su término y 59 hijos nacidos de esclavas son también llevados a la pila bautismal. De momento, el hecho de que sean bautizados en noventa años tan sólo treinta adultos en Cehegín, ya nos da indicios en relación a la distribución de la riqueza en la sociedad ceheginera del siglo XVI y primera mitad del XVII. Hay pocos esclavos y esos pocos pertenecen a un grupo de vecinos muy concreto.
Las actas de bautismo son una pieza interesante de cara al estudio de las desigualdades sociales en una villa de los siglos XV, XVI o XVII.  En principio, nos aparece una cifra total de 89 esclavos, pues los hijos quedaban como propiedad del amo y, por lo tanto, si sobrevivían se quedaban en ese status. He creído conveniente dar datos de cada diez años para facilitar más adelante la cifra real que es lo que nos interesa al fin y al cabo. Un factor a tener en cuenta es que había esclavos que no sabemos si estaban o no bautizados y no podemos sacar su número si no es de una manera indirecta (padres y madres nombrados en las actas bautismales), pues en las actas capitulares y los protocolos notariales no se ha hallado de momento noticia que nos pueda ayudar en la contabilidad, lo cual ya, al menos nos da alguna pista: su número era poco importante en la villa. No obstante no serían muchos los que estuvieren sin bautizar aunque tenemos constancia, al menos, de un hombre que es cristianizado una vez obtenida su libertad. Tal vez es posible que fuese bautizado en peligro de muerte o causa similar. Más adelante, en el espacio dedicado a los libertos nos ocuparemos de este tema.
Presentamos, a continuación, la primera tabla estadística en la que he venido a reflejar los números globales que nos dan las actas de bautismo para Cehegín en la cuestión del tema de los esclavos, resultando estos números bastante exactos de cara a una valoración del número de personas esclavizadas en la villa y su término en la segunda mitad del siglo XVI y la primera del siglo XVII.  Así, he intentado indagar en los índices de mortalidad infantil y adulta, la vida media y el número de ellos bautizados. También los que aparecen como progenitores y otros datos estadísticos para, aproximadamente cada 40 años, tener un número de esclavos que sea próximo a lo real (en la tabla nº 3, anexo I podrán leer la relación completa de nombres de los amos y número de esclavos que posee cada uno). El índice de mortalidad infantil en este sector y época, para este artículo, viene calculado en un 70% por lo que se estima que de cada 10 nacidos llegarían a sobrevivir al primer año 3 o 4. De los supervivientes que llegasen a la juventud únicamente el 50% llegaría a ser adulto. Los datos confeccionados para la demografía en este periodo nos vienen a indicar que de cada diez niños nacidos llegarían a la edad adulta dos por término medio, y ello se puede aplicar perfectamente a los hijos de esclavos, tal y como estamos haciendo en este artículo. Por ello es necesario tener en cuenta pero con reservas el número de nacimientos. La edad media de vida para este periodo se cifra entre 30 y 35 años. De todas formas estamos hablando de un colectivo relativamente pequeño para una villa como Cehegín en esta época y no podemos decir que el grupo sea, comparativamente hablando, con otros grupos marginales, de los que más hijos tienen. Está claro, como veremos ahora, que el hecho de que se prefieran con una diferencia abismal a mujeres frente a hombres en Cehegín hace que los índices de natalidad de nacidos esclavos sean relativamente elevados si tenemos en cuenta la población esclava que existe en la villa y su término.

 Tabla nº 1.  Esclavos bautizados en Cehegín (1561-1650). Fuente Archivo Parroquial de Santa María Magdalena. Actas de bautismo

Esclavos bautizados
Hijos de esclavos bautizados
total
años
Número total de bautismos
1
6
7
1561-1570

17
5
22
1571-1580

1
11
12
1581-1590

2
4
6
1591-1600

7
12
19
1601-1610

1
16
17
1611-1620

1
6
7
1621-1630

0
0
0
1631-1650
89


Realizando el estudio estadístico de las madres de los bautizados, de los adultos que pasan por la pila bautismal y de los nacidos esclavos he podido confeccionar un número aproximado de los esclavos reales que hubo en Cehegín en 1.561, 1.600 y 1.650. En algún caso de bautismo no es la madre si no el padre el que aparece en el acta, lo que indica que tal vez se tratase de un matrimonio, pero es algo muy inusual.
Estos datos que proponemos a continuación vienen sacados del análisis de las tabla nº 1 (anterior) y nº 3 (anexo I) que nombré anteriormente, y dada su extensión, presentamos al final del capítulo, en que vienen reflejados todos los nombres de los propietarios entre 1.561 y 1.650 que hemos podido recopilar, con la relación y número de los esclavos que tenía o tuvo cada uno a lo largo de su vida. Teniendo en cuenta todos los factores posibles como la mortalidad infantil, la vida media de un esclavo en esta época, las condiciones de trabajo y otros, he realizado un cálculo aproximado que habría en Cehegín de manera real en 1.561, 1.600 y 1.650 llegando a la conclusión de que aproximadamente serían:


1.561……  Las actas de bautismo comienzan este año. No se tienen referencias

1.600……. 30-40 esclavos

1.650……. 5-10 esclavos (no se produce ningún bautismo entre 1630 y 1650)


El análisis de la tabla nº 1 y de estas referencias estadísticas que presentamos en la parte superior ya nos sirven para ir completando algunas ideas, fundamentalmente que en torno al año 1.600 es la época en que su número fue mayor en Cehegín, posiblemente más que en el siglo XV y primera mitad del XVI. De estos siglos, hasta 1.550 no tenemos ningún tipo de fuente de momento que nos aporte más noticias al respecto de la población esclava, pero en mi opinión viene dada por el auge económico del siglo XVI que de alguna manera va a permitir que un sector de la sociedad en Cehegín (el grupo intermedio con un cierto patrimonio y tierras) pueda optar a la compra de esclavos, lo cual en épocas anteriores resultaba bastante más prohibitivo. Así al analizar la tabla nº 3 se podrá comprobar que muchos de los propietarios no eran de la alta sociedad ceheginera pero, qué duda cabe, su posición económica era bastante holgada.
En el decenio que va de 1.571 a 1.580 se produce una cantidad de bautismos muy superior a las demás en el periodo de noventa años que estudiamos y ello, a mi juicio, viene dado por un factor puntual de una gran importancia: la guerra de Granada con la sublevación morisca, y posiblemente el triunfo de Lepanto que  influyó decisivamente no sólo en el aspecto de control del comercio, también en el ideológico.
No todos estaban bautizados, como decíamos antes, lo que impide conocer con exactitud su número real, más aún teniendo en cuenta que no  tiene por qué bautizarse forzosamente al esclavo ya que como he podido comprobar en el caso de Francisco, liberto de Pedro Rodríguez, que es bautizado en 1.575, algunos son cristianizados una vez convertidos en libertos. Pero normalmente no sucede así pues el amo se encarga, y tiene la obligación moral de hacerlo, de enseñar el catolicismo y predicar el Evangelio. Ello facilitará en gran manera su posible puesta en libertad en un futuro. De hecho es el único liberto bautizado en Cehegín entre 1.561 y 1.650.
Desde finales del siglo XVI el índice de bautismos se mantiene, pero muy bajo, a excepción del periodo 1.601-1.610 en que se produce un aumento significativo, bautizándose siete esclavos. Después la natalidad es lo que aumenta espectacularmente, sobre todo en el decenio 1.611-1.620. A partir de este momento las cifras son muy bajas.  El último bautismo que nos es conocido en este periodo data del año 1.630 y no volveremos a ver la cristianización de uno de ellos hasta 1.670 concretamente cuando es bautizado uno propiedad de los Chico de Guzmán. Tal vez la gran crisis demográfica y económica, junto con el desastre que produjo la gran peste de 1.630 pudiera haber influido de manera decisiva en este comportamiento sobre la población de esclavos en Cehegín.


El origen y los traficantes

Tabla nº 2. Relación de bautismos por grupos. Fuente: Archivo Parroquial de Santa María Magdalena. Cehegín. Actas de bautismo

Años
Moriscos
Bereberes
Negros
Total de esclavos bautizados
Total de hijos de esclavos
bautizados
1.561-1.600
4
1
3
20
26
1.6011-650
0
2
1
9
34
Total
4
3
4
29
60


Antes de comentar los tres grupos de esclavos que encontramos en Cehegín en el siglo XVI es importante referirse a dos grupos generales en que es necesario hacer énfasis antes de analizar los grupos concretos, hemos de hablar de dentro de las fronteras (moriscos esclavizados) y esclavos extranjeros (negros y bereberes). Durante el siglo XV y principios del XVI al Reino de Murcia llegaron bastantes procedentes de Canarias (guanches) pero no disponemos de ningún tipo de constancia documental para Cehegín por lo cual no podemos afirmar ni desmentir que pudiese haber algún individuo de esta etnia entre los esclavos a finales del reinado de los Reyes Católicos. Desgraciadamente en casi el 60% de las actas de bautismo no aparece reflejado el grupo de origen del bautizado pero sí que podemos, de momento, sacar los tres grupos que conviven hasta 1600 y tras la expulsión de los moriscos los dos que quedan: bereberes y negros. En principio, casi no me cabe ninguna duda de que el grupo preferido por los compradores eran los negros, por su docilidad y menor rebeldía que los moriscos y los bereberes, aunque en los momentos posteriores a la sublevación de las Alpujarras comprobamos que se produce la mayor cantidad de bautismos de esclavos en Cehegín, en un decenio, hasta la abolición de la esclavitud. La gran parte de los bautismos de este momento son mujeres y es de suponer que más de una fuese traída por gente de la milicia de Cehegín que combatió en la sublevación de 1569. La mayoría de bautizados en 1.571-1.580 debieron de ser moriscos, pero las actas de bautismo sólo nos lo confirman en parte.  Es importante observar cómo la crisis económica paulatinamente va incidiendo en la cuestión de la llegada de esclavos a la villa.
Será la expansión catalano-aragonesa en el Mediterráneo, desde la segunda mitad del siglo XIV, lo que provoque el renacimiento de la esclavitud en la Península Ibérica. También la expansión atlántica portuguesa será clave en el siglo XV, convirtiéndose Lisboa en el centro del tráfico de esclavos negros de Europa en los siglos XV y XVI. Los bereberes entrarán debido a la intervención española en el norte de África ya desde la época de los Reyes Católicos y desde los centros de control militar como Orán en el siglo XVI. En la Península Ibérica el final de la Reconquista con la toma de Granada en 1.492 y la cuestión morisca con la sublevación granadina serán un factor muy importante desde el punto de vista de la esclavización de sujetos que habitan dentro de la Corona de Castilla. El tráfico con respecto al Reino de Murcia estaba controlado por comerciantes genoveses que habrían venido a sustituir a los judíos, expulsados en 1.492,  y posiblemente los bereberes entrarían para ser vendidos en Murcia a través del puerto de Cartagena,  mientras que casi con toda seguridad los negros llegarían a Castilla a través de los tratantes portugueses desde Lisboa y tal vez serían repartidos desde el importante centro de trata de Sevilla, aunque es posible que también llegasen desde el norte de África por medio de los mismos comerciantes italianos durante todo el siglo XVI.

A lo largo de este capítulo iremos viendo como los siglos XVI y XVII van a venir a ser sustancialmente diferentes el uno del otro con respecto a todas las facetas de la vida cotidiana y la cuestión política y económica y, como no, la esclavitud se verá afectada por los cambios paulatinos que se vienen percibiendo ya desde finales del siglo XVI.

  Los propietarios

En cuanto a los propietarios, decíamos que eran gente de las oligarquías locales y de un grupo intermedio con buena disponibilidad económica que compraba esclavos en la medida de sus posibilidades, sobre todo en el siglo XVI, lo que realzaba su prestigio y condición social. Este grupo intermedio es el conocido en Castilla como de los labradores ricos o caballeros cuantiosos, que son pecheros, a los que su buena situación económica permitía poder ostentar con la compra de algún esclavo. He podido extraer de las actas de bautismo la cantidad total entre 1.561 y 1.650, de 54 vecinos que tuvieron esclavos y de 7 cuyas identidades no conocemos. Teniendo en cuenta que el número de vecinos hacia 1.600 es aproximadamente de 1.150 nos podremos percatar de lo casi elitista que resultaba la posesión de un esclavo. En esta lista, que añadimos como anexo al estudio, se podrá fácilmente comprobar que la mayoría son vecinos del ámbito de la oligarquía local y otros que son hidalgos y poseen una renta suficiente para permitirse el lujo de tener un esclavo. Gaspar del Bayo, regidor en Cehegín a finales del Siglo XVI, los Fajardo, Carreño, Monterrosso, Úbeda, aparecen en la lista como propietarios. Los clérigos también gustaban de tener alguno como Domingo Fernández Álvarez o Alonso de Gea. Los alcaides de la fortaleza disponían de al menos un esclavo, el escribano Ginés Muñoz, el doctor Valeriola, son personajes de finales del siglo XVI que fueron, en su momento, propietarios. Los últimos vecinos que conocemos que los tuviesen y ya casi a finales del Siglo XVII serán los omnipotentes en esta época Chico de Guzmán, pero el esclavo ya es rara avis en la villa de Cehegín. Sí, porque, como después se verá, se está produciendo una cierta concienciación sobre el tema de la esclavitud que comienza a recalar en la sociedad desde la segunda mitad del siglo XVII, tal vez un poco antes. También es cierto que la crisis económica invitaba más a tener criados exclusivamente y dejar la ostentación para otros tiempos. En la segunda mitad del XVII sólo los encontraremos como decía en las más altas familias del pueblo.

La función del esclavo.

En el siglo XVII parece ser que, desde 1.610-1.615, la tendencia pueda ser la de optar por los criados o sirvientes de manera más decidida, pues aunque el status jurídico era diferente, de facto venía a ser lo mismo y no costaban dinero. Se prefieren en su gran mayoría las mujeres a los hombres pues, por regla general, el esclavo es destinado a los trabajos de casa y del hogar y las mujeres resultaban más adecuadas para ello, para ejercer de sirvientas, trabajar en las tareas propias de la casa, ir al mercado etc. También interesaba que procrearan porque ello suponía más esclavos sin tener la necesidad de comprarlos. Los varones, poco abundantes en Cehegín, se dedicarían a otros sectores de trabajo en la casa, a hacer tal vez de mozos, trabajar en las cuadras o al cuidado de animales etc. De todas formas su función era prácticamente igual a la de los criados, con los que vivirían y harían el trabajo sin distinciones, diferenciándose sólo en cuanto a que unos son personas libres y los otros, propiedad del amo. No parece ser que trabajasen en el campo como se desprende de investigaciones realizadas en otras zonas del Reino de Murcia. En las ciudades eran comprados también por gente perteneciente a los diversos gremios, en cuyos negocios servían como ayudantes y casi siempre en el marco urbano. No es el caso de Cehegín, aunque puede existir algún elemento concreto, lo que no he podido documentar, que fuese adquirido para el trabajo y ayuda en algún taller o similar. 
Para esta vecindad no tenemos constancia de la existencia de esclavos que trabajasen para el Concejo o alguna otra institución pública o privada pero es casi seguro que los hubo, pues es cosa corriente según las fuentes de otras villas o ciudades que determinados organismos o instituciones tengan algún esclavo de su propiedad. Parece que eran adquiridos para una gran variedad de funciones, desde mozos hasta verdugos en algún caso.
Las mujeres eran también usadas para otros menesteres, de ahí que algunas tengan varios hijos en un corto espacio de tiempo. Sólo en un acta de bautismo encontramos a un niño hijo de una esclava donde aparece el padre   “Francisco, de una esclava de Monterrosso y padre acólito”. El tema de los hijos bastardos en las clases sociales altas resulta tremendamente interesante. En esta época parece relativamente común y es sabido de todos, pese a la total ausencia de fuentes al respecto, la existencia de una cierta abundancia de hijos ilegítimos habidos de amos con esclavas. De momento no he podido hallar ningún documento que nos aporte información de las condiciones y vida del hijo bastardo, cosa por otro lado lógica y muy normal, pero podemos intuir, casi sin temor a errar, que ello pudo influir en una mayor atención en las necesidades del niño que, aunque ilegítimo, era natural y en la posibilidad, en caso de supervivencia del pequeño de que, una vez finado, el señor dejase en su testamento el deseo de hacerlo liberto. De todas formas son opiniones personales que espero poder contrastar en futuras investigaciones.

Esclavos y libertos

Hablábamos al principio de este artículo de un concepto más humano que se tenía del esclavo, que lo hacía diferenciarse notablemente de la consideración social que tenían en la Edad Media. En opinión de Ángel Luis Molina (4) y según estudios de García Gallo (5) el atentar contra la integridad física del esclavo había de ser castigada, según las leyes en el siglo XV, como si se hubiese delinquido contra hombre libre y se hace hincapié en que, no obstante, existía una gran tolerancia hacia los castigos físicos. Durante los siglos XVI y XVII la legislación va a continuar en ese sentido.
Los esclavos, a decisión del amo, podían ser liberados y por lo tanto pasar a tener un status jurídico equiparable al de los hombres libres. Son los libertos. Anteriormente comentaba que el que estuviesen bautizados predisponía a que fuese mucho más fácil convertirlos en personas libres, pues no estaba permitido que lo fuesen sin estar cristianizados. Hay casos, como el de Francisco, que comentábamos unas líneas antes, que se bautizan precisamente una vez puestos en libertad.
Había dos maneras de que el esclavo obtuviese la condición de libre que se vienen ejecutando desde la Baja Edad Media y se mantendrán hasta el Siglo XVIII como lo confirman los estudios de Antonio Peñafiel (6); son los testamentos y las cartas de libertad. El testamento refleja la voluntad por dejar en libertad al esclavo una vez finado el amo, para dar gracias o agradecer los servicios prestados, en algunos casos durante toda su vida. La carta de libertad es, como su propio nombre indica, el documento por medio del cual se concede la facultad de hombre libre a un esclavo y suele venir dada por la compra de esa libertad, o sea, la petición de un rescate. Éste, o su familia, pagarán una cantidad de dinero determinada, que normalmente coincide con lo que costó a su amo como condición previa para convertirle en liberto. Aunque normalmente esta operación se llevaba a cabo como hemos comentado, me veo tentado a pensar que en algunos casos se realizase con la intención de conseguir un dinero superior al que costó en su momento. Se buscaría un negocio lucrativo y probablemente la práctica de comprarlos y luego darles la carta de libertad exigiendo un precio superior a su compra, si no fue habitual si debió de darse en algunos casos. No obstante, esta práctica de buscar ganancias con las cartas de libertad es más propia del siglo XV antes de la conquista del Reino de Granada, muy común a ambos lados de la frontera murciano-granadina.
Peñafiel (7) apunta una cuestión muy interesante con respecto a la obtención de libertad de los esclavos en el siglo XVIII, pero que puede ser perfectamente extrapolable a los dos siglos anteriores: en muchas ocasiones éste es liberado en contra de su propia voluntad. Lo que a primera vista aparenta ser una auténtica paradoja no lo es tanto si se piensa con un poco de tranquilidad. El esclavo, como suele ocurrir, con multitud de objetos pierde valor conforme van transcurriendo los años y su mantenimiento cuesta dinero. Cuando se convierte en anciano, se queda impedido, o no puede desarrollar un trabajo efectivo para el que fue comprado en su momento, lo más fácil es deshacerse de él. En esta situación el liberto gozará de su “nueva vida” pero se le hará realmente difícil subsistir. En muchos casos no es extraño que de un grupo marginal como son los esclavos se pase a otro, el de los mendigos.

 Condiciones de vida

Parece ser que las condiciones de vida de un esclavo no eran malas y los amos se esforzaban por poder tenerlos en condiciones útiles y buena salud, como cosa propia que eran. El hecho de que tuvieran un precio elevado y fuesen un artículo casi de lujo así lo exigía. También hemos de tener en cuenta que los trabajos que realizaban, al menos en esta zona, ya lo decíamos antes, eran propios de tareas del hogar, de ahí que en su gran mayoría, tanto en el siglo XVI como en el XVII fuesen preferidas las mujeres. El que los trabajos físicos fuesen por regla general suaves incidía en la calidad y la duración de la vida del esclavo/a. No obstante tal y como opina Kamen refiriéndose a mediados del siglo XVIII, y que es aplicable totalmente a nuestro periodo de estudio, en muchos casos se trata casi mejor al esclavo que al criado. Esto lo hemos de interpretar en el sentido de que éste, como parte del patrimonio, debe ser ejemplo, como una casa o un carruaje, de la situación social y económica de su propietario. Irían, por regla general, bien vestidos y con buena presencia, intentando reflejar el poder económico y el buen trato del amo. Si una persona es capaz de gastar 15.000 maravedíes en una esclava sabe que lo hace porque puede, quiere que los demás lo sepan y además intenta que aguante en buenas condiciones el mayor tiempo posible. Eso sí, se le saca todo el rendimiento posible, tampoco vayamos a pensar que su vida transcurría entre algodones. Es la mentalidad de los ricos en el Cehegín de la Edad Moderna.

Derechos y consideración social. La mentalidad
Ya hemos dicho en más de una ocasión a lo largo de este artículo que los esclavos, como tal, carecen de todo tipo de derechos civiles, hasta el punto de que son propiedad, equiparados al rango de cosa, de otra persona. Sin embargo, es necesario comentar que ya desde mediados del siglo XVII la mentalidad va cambiando con respecto a la esclavitud. En este momento no es más que el producto natural de una evolución progresiva desde la Baja Edad Media en cuanto al concepto de ser humano. El esclavo es un ser con alma, una criatura de Dios y desde el siglo XIV ya se comienza a regular jurídicamente el trato y las condiciones de vida. Desde la segunda mitad del XVII se comienza a intuir lo inmoral de una práctica que sólo viene justificada en estos tiempos por su condición de paganos o gentes sin cristianizar. Esta nueva situación va a venir dada porque existe una serie, llamémoslo así, de derechos morales y religiosos, basados en la idea de que el esclavo también es hijo de Dios y por eso mismo se le pueden y deben administrar los Sacramentos. En las actas de matrimonio de la Parroquia de Santa María Magdalena curiosamente no he podido hallar ni un sólo matrimonio. Aparece alguno de moriscos libres, mixto de castellano y morisca y una noticia referente al bautismo de un bebé gitano. Los matrimonios de esclavos debieron ser raros en este periodo. Desde luego en Cehegín no conozco ninguno, pero hay referencias de matrimonios en otros lugares de Castilla. Más curiosidad, si cabe, me ha levantado la cuestión de los funerales y entierro, no habiendo podido encontrar una sola acta de defunción que nombre al esclavo. ¿Acaso a su muerte perdían la condición de manera que en el acta no se reflejase si eran o no esclavos? Lo cierto es que en estos momentos tengo mis dudas al respecto, pero ciertamente entre 1.561 y 1.650 no aparece reflejado ninguno en las actas de defunción, por lo menos como “esclavo de…” Lo más lógico y normal es pensar que dado su status jurídico no se les incluya en las actas de defunción, pero la total ausencia de noticias con respecto a la población esclava de Cehegín en este tema me plantea la posibilidad de hacer conjeturas. Está claro que los que morían sin ser bautizados no serían enterrados en suelo sagrado, pero no se sabe que ocurría con los cristianizados. Tal vez se reservaba un espacio destinado a estos grupos donde no estuviesen exactamente en el mismo lugar que los cristianos viejos. La zona de enterramiento en esta época era la parroquia de Santa María Magdalena y las ermitas de la villa.   Es de suponer que los gastos de entierro, funeral y misas corriesen a cargo del amo, cuando se hacían. Posiblemente se realizase un entierro sencillo y se dejase pagada una pequeña cantidad de misas por su alma y en algún caso el mismo esclavo podía dejar un poco de dinero, tal vez ahorrado a lo largo de muchos años, en el momento en que viera próxima su última hora. Esto es posible porque, a veces, el amo le permitía realizar pequeños trabajos fuera de la casa, con lo que podía reunir ciertas cantidades de dinero para uso propio.

El nombre

En Cehegín, al igual que en toda la Península es costumbre que los amos den un nombre cristiano al recién bautizado y a veces se da el caso de que sin estar bautizado se le de nombre al uso, como ocurre con el mencionado liberto de Monterrosso, pero lo más normal es la primera situación. En muchas ocasiones el nombre que se le daba era el del propietario, a veces junto con el apellido, algo bastante común, o bien de algún santo de la devoción familiar. Algunos mantenían su nombre original durante bastante tiempo, pero no es lo usual. A los hijos, propiedad también del amo, al igual que a los adultos se les solía dar el nombre del santo del día, el del amo o su mujer, bien el de algún santo, santa o bien alguna advocación de la Virgen, normalmente a que fuesen devotos los amos.



Los esclavos en Cehegín: objeto de ostentación

Cuando hablamos de los grupos adinerados y de poder (siempre van unidos) a lo largo de la Historia es fácil darse cuenta de un detalle que, a pesar de parecer nimio, es importantísimo por su relevancia en este tema: el rico no sólo debe ser rico, además tiene que demostrar que lo es para mantener el reconocimiento social. Aquí vienen al caso los esclavos y la justificación de que las oligarquías en Cehegín  los compren, pero también gente adinerada, que siendo hidalgos (muchas veces no lo son) disponen de un prestigio basado en el patrimonio. El esclavo, lo he dicho en varias ocasiones a lo largo de este trabajo, es un lujo, no una necesidad. En el Cehegín de los siglos XVI-XVII se compra simplemente por puro deseo de ostentación, por el hecho de querer demostrar que se puede permitir tenerlos en su casa, cuando realmente la misma función que realiza habitualmente la puede hacer una sirvienta o un hombre libre, un criado, y teniendo en cuenta que la adquisición de los criados no cuesta dinero y las labores que realizan, es lógico pensar que en una sociedad como la de Cehegín el poseer un esclavo daba cierto signo de distinción. De hecho, los criados siguen realizando sus tareas en conjunto con ellos y aunque jurídicamente tengan derechos que el esclavo no tiene, su situación es, de facto, prácticamente igual. Así comprendemos observando la tabla nº 3 (anexo I) cómo la mayoría de propietarios en Cehegín en estos noventa años sólo tienen uno o, a lo sumo, dos y sus hijos. El resto del personal está compuesto por criados.
Los precios de los esclavos en esta época, como en todas, varían bastante en función del físico, ser hombre o mujer, la edad etc. En algún caso concreto podía llegar a los 30.000 maravedíes que es una cifra muy elevada para la época, pero el precio normal podría rondar en torno a los 10.000-15.000 hacia 1600. Para Cehegín no tenemos de momento localizadas en los protocolos notariales cartas de compra y venta de esclavos, pero sí las hay  localizadas para Murcia y Lorca en los siglos XV-XVI (9)

Conclusiones

A modo de conclusión terminamos este capítulo. El hecho de que las actas capitulares no hayan arrojado de momento luz sobre las actuaciones del Concejo con respecto al tema de la esclavitud en la villa y su término no implica que no puedan aparecer acuerdos más tarde que nos saquen de dudas en algunas cuestiones sobre las que hemos tenido que buscar analogías en Murcia o Lorca.
De la idea medieval a la moderna en lo relativo a la esclavitud hay sustanciales diferencias que vienen marcadas por un concepto más humano del esclavo. Este seguirá sin tener ningún tipo de derechos civiles y será tratado como una cosa, una mercancía, pero se entenderá que es un ser humano y como tal tiene unos derechos morales que vienen dados sobre todo por poder recibir sacramentos como el bautismo y el matrimonio. Al menos en teoría, existe una legislación que vela porque no se cometan tropelías ni se les inflijan castigos físicos ni que el amo pueda darles muerte a su antojo.
Su número en Cehegín no fue ni mucho menos elevado, sino todo lo contrario, pero ello no quita que su presencia resulte interesantísima de cara al estudio de la sociedad local entre 1.561 y 1.650. Fueron traídos como elemento de ostentación social por los grupos adinerados y ello es un factor vital para poder entender la mentalidad de la época. Se preferían mujeres a hombres y su lugar de trabajo fue básicamente el servicio en el hogar. Los esclavos en Cehegín, como en toda la Península durante este periodo fueron moriscos, negros y bereberes y entre ellos los negros siempre fueron los preferidos, fundamentalmente por su docilidad.
Aparte de los datos estadísticos la intención fundamental de este artículo es reflejar el cambio de mentalidad en lo moral-religioso y lo ideológico que se viene produciendo ya desde la Baja Edad Media, pero que tiene su más clara imagen desde mediados del siglo XVII cuando comienza  a decaer la esclavitud y, si no es mal vista, sí se observa una aceptación muchísimo más baja de ella y un cambio de actitud sin igual en la historia de los Reinos Hispánicos. No obstante seguirán estando presentes en el Reino de Murcia hasta finales del siglo XVIII. En Cehegín a finales del siglo XVII prácticamente han desaparecido.
El estudio de los grupos sociales que se han venido en llamar marginales, en contraposición absoluta a los privilegiados, es apasionante por lo poco estudiado hasta hace unos 30 años, pero aún resulta más atractivo, si cabe, por la importancia que éstos, aunque no lo parezca, pueden tener a la hora de entender las estructuras sociales y las relaciones dentro de todo el entramado de que se compone una sociedad. Hemos podido comprobar cómo los esclavos en Cehegín son comprados como una especie de objeto dirigido a la ostentación social y el aparentar (el no sólo ser, aparentar). A veces se convertían en amigos del amo con el que convivían durante toda su vida. Algunos, una vez libertos, se convertían en gente respetable (en Cehegín no conocemos ningún caso pero sí se han estudiado en ciudades como Sevilla) y otros pasaban a engrosar el grupo de los mendigos una vez que se convertían en carga y gasto para el amo y se les daba la libertad forzosa.
Son un colectivo que ha estado aquí hasta hace menos de 200 años como testigos de una sociedad que caminaba desde la Edad Media hasta los siglo XIX y XX. Desde luego muchos hombres libres vivieron más calamidades que el esclavo, que no tenía libertad, pero sí comida, cuando los tiempos se tornaban difíciles para la inmensa mayoría de la población de Cehegín. Creo que dentro del grupo de los llamados marginados (mendigos, gitanos, moriscos, prostitutas…) los esclavos no llevaron la vida más penosa. Que nadie se sienta extrañado si planteo la posibilidad de que más de un esclavo lo fuese por voluntad propia ya que en esta época, como en todas, el hambre y el malvivir tienen más poder que lo que nosotros llamamos hoy en día libertad. Muchos moriscos posiblemente lo entendieron así. Los cristianos al no poder ser hechos esclavos tenían la posibilidad de ser criados lo que al final resultaba ser casi lo mismo, a pesar de su status jurídico diferente. El concepto de libertad en el siglo XVI y XVII en una villa como Cehegín era patrimonio de unos pocos.

Anexo I.

Tabla nº 3. Contiene los nombres de todos los propietarios de esclavos que hubo en Cehegín entre 1561 y 1650 y el número que sabemos que tiene cada uno.

Propietarios
Propietario
Esclavos
Esclavas
Hijos bautizados de esclavos
Años de referencia
Gaspar del Bayo
1
2 negras
2
1.579-1.591
Ginés Muñoz

1 morisca
1
1.569
Pedro Rodríguez
1
2
1
1.575-1.584
Lope Fajardo
1
1 morisca

1.581-1.601
Jusepe Corbalán
1 negro

1
1.590
Miguel de Gea

1 morisca
3
1.581-1.589
Martín Carreño

1
1
1.595
Francisco Fajardo

4
5
1.601-1.624
Isabel López

1
2
1.611-1.613
Fernán Pérez

1
1
1.611
Miguel Estéban

1
1
1.580-1.614
Francisco Ruiz

1
2
1.615-1.618
Ginés Chico

1

1.569
Jerónima Fajardo

1 bereber
2
1.619-1.621
Juan de Chinchilla

1
1
1.570
Doctor Valeriola

1

1.570
Juan Rodríguez

1

1.601
Alonso Carreño

1 negra
2
1.603-1.604
Viuda de Cristóbal Núñez

1
1
1.610
Rodrigo Carreño
1
1
2
1.612-1.622
Juan de Teruel

1
2
1.615-1.630
Cristóbal Martínez
1


1.577
Monterrosso

1
1
1.580
Alonso Fernández Peñalver

1
1
1.581
Domingo García

1
1
1.605
Isabel de Úbeda

1
2
1.609-1.615
Ruiza

1
1
1.568
Ginés García

1
1
1.569
Gonzalo Piñero

1

1.572
Ginés Muñoz, escribano

1

1.577
Juan López

1
1
1.579
Juan Escudero

2

1.579-1.580
María Muñoz

1
1
1.582
Francisco Gil

1
1
1.603
García de Maya

1

1.604
Domingo Fernández Álvarez (Clérigo )

1

1.604
Pedro Chico

2
1
1.607-1.613
Francisco Martínez Gil

1
1
1.612
Juan Fajardo

1
1
1.637
Martín Carreño, alcaide

1
1
1.621
Ginés Hernández

1
1
1.569
Teresa…

1

1.574
Juan Muñoz

1

1.578
El alcaide…

1

1.578
Juan de la Chiva

1

1.593
Alonso Carreño

1 bereber

1.601
Francisco Gil de Buenrrostro

1

1.601
Viuda de Cristóbal Núñez

1
1
1.606
Martín Carreño

1
1
1.615
Amador de Atienza

1
1
1.588
Alonso de Gea, licenciado
1


1.606
Alonso Yánez

1
1
1.619
Francisco Fajardo Lara

1

1.629
Francisco de Úbeda

1 esclava morisca

1.577
Desconocido


1.572
Desconocido

1
1
1.579
Desconocido

1
1
1.601
Desconocido

1
1
1.585
Desconocido

1
1
1.600
Desconocido

1
1
1.571
Desconocido

1 bereber
1
1.578


 Notas

1. Destacaría al maestro don Juan Torres Fontes, a Ángel Luis Molina por su gran trabajo en la investigación sobre la sociedad en el Reino de Murcia  y con un emotivo recuerdo a Miguel Rodríguez LLopis que fuese profesor mío de Historia del Islam Medieval, Antonio Peñafiel Ramón…

2. Según referencias de  Angel Luis Molina Molina

3. En “Contribución al estudio de la esclavitud en Murcia a finales de la Edad Media”. En Murgetana. Nº 53.Pp. 111-134

4.. Molina Molina A.L.  Ob. Cit,

5. García Gallo A. En Curso de Historia del Derecho Español.1947. Pp. 138-139

6. Peñafiel Ramón, A. en Amos y esclavos en la Murcia del setecientos. Pp. 147 y siguientes

7. Peñafiel Ramón, A. en Amos y esclavos en la Murcia del setecientos. Pp.147 y siguientes

8. Torres Rafael, en “La esclavitud en Cartagena….” Contrastes nº 2. 1.986. Pp. 100

9. En el Archivo Histórico Provincial de Murcia, sección de Protocolos Notariales se han hallado  muchas cartas de compra y venta de esclavos, así como otros documentos muy interesantes para el estudio de la esclavitud en el Reino de Murcia hasta el siglo XVIII.  Remito a estudios de Molina Molina, A.L.,  Peñafiel Ramón, A.,  Furtet Cabana E.  y otros  sobre el tema de la esclavitud en el Reino de Murcia reseñados en la bibliografía.


No hay comentarios:

Publicar un comentario