Cehegín, Caravaca, Moratalla eran, desde el siglo XIII, parte de
una extensa frontera con el reino de Granada, permeable y algo difusa, con un
espacio intermedio que fue una especie de tierra de nadie entre el reino de
Castilla y el granadino, un lugar peligroso y también a la vez de contacto
entre dos mundos y dos culturas. Las razzias granadinas fueron muy comunes en
los siglos XIV y XV, en las que grupos pequeños de hombres a caballo y también
algunos a pie, llegaban de una manera rápida y efectiva, asaltaban casas de campo,
y poblaciones pequeñas no guarnecidas y robaban ganado, bienes y lo que se pudiesen
llevar de valor. También solían capturar personas que, bien podían acabar de
esclavos o, más corrientemente, eran usadas para pedir rescate, lo que también
hacían los cristianos en sus propias algaradas sobre territorio granadino. Esto
era casi siempre lo más rentable de las razzias, el cobro de un dinero a cambio
de su liberación. También se usaba mucho como intercambio de prisioneros por
ambos bandos. En el texto siguiente Martín de Ambel nos narra un hecho que fue
real, aunque de manera exagerada en cuanto al número de granadinos que
participaron en dicha razzia, ya que 3000 soldados de a pie y 600 a caballo era un ejército
en toda regla y las incursiones en territorio castellano se hacían de manera rápida
y eficaz, y ello implicaba un número de hombres poco elevado, que fuese difícil
de avistar por las guarniciones defensivas y pudiese escapar rápidamente con
los bienes robados y las personas cautivas.
De combatir la incursión en el siglo XV se encargaban las milicias locales, que siempre debían de estar preparadas y apunto, con los caballos( los milicianos que lo tenían ) y las armas en perfecto estado para salir al campo a perseguir a los atacantes, liberar a los cautivos y recuperar lo robado. No obstante, en muchos casos, los atacantea actuaban con tal rapidez y maestría en el arte de la guerra que no eran detectados hasta que habían realizado la incursióny ya se encontraban de vuelta hacia su tierra.
"Asimismo reinando en Castilla y
León el Señor rey Don Juan el segundo, y siendo comendador de la villa de
Cehegín y Caravaca Garci López de Cárdenas, por los años de Nuestro Señor
Jesucristo de 1440, los moros del reino de Granada corrieron por estas tierras
y llegaron a Calasparra, distante de la de Cehegín, al septentrión, tres
leguas, situada cerca de las riberas del río Segura y habiendo dado aviso el
Comendador a las fronteras y a la ciudad de Murcia, la gente de Lorca, que en
todas las ocasiones se han mostrado valerosos, vinieron con notable brevedad y
habiéndose juntado con las gentes de Cehegín, Caravaca y Moratalla, les
salieron al encuentro a los moros y pelearon con ellos en el término de dicha
villa de Moratalla, en el territorio que llaman Puerto del Conejo, y los
apretaron de manera que a 600 moros de a caballo y a 3000 de a pie que venían,
los vencieron y mataron los más de ellos.
Y siguiendo los nuestros al alcance, les quitaron la cabalgada en la
cañada que llaman de la Cruz,
de cuya batalla le quedó este nombre, porque dicen comúnmente que se les
apareció en ella a los nuestros la Santísima
Vera Cruz de Caravaca, y en esta misma ocasión sirvió la
villa de Cehegín a S.M. con 358 soldados, en dos compañías de infantería y una
de caballos, y los que fueron incorporados con las compañías de Murcia."
Martín de Ambel y Bernad.
Antigüedades de la villa de Cehegín.
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