Carbonera tradicional. Fotografía tomada del blog " La página 17"
Todos hemos oído en alguna
ocasión hablar de la figura del carbonero, y la gente de más edad la recuerda
perfectamente. El carbonero era aquella persona que se encargaba de la
elaboración del llamado carbón vegetal. Hasta entrado el siglo XX en Cehegín,
y que sepamos, al menos desde el siglo XVI, por su abundancia en monte de pino, y por lo tanto de maderas, siempre se
produjo mucho carbón vegetal que, una vez elaborado, era vendido, ya que su
poder, llamemos “calorífico”, es mayor
que el de la madera. En las actas capitulares del Concejo, y luego Ayuntamiento
de Cehegín, hay muchas referencias a la producción de este material, tan
necesario antiguamente para infinidad de menesteres, desde su utilización de
labores como material para calefacción en estufas y braseros, hasta las
cocinas, las herrerías y otros tantos oficios, ya que, por otro lado era más
barato que la leña y aguantaba más el calor.
El método para su producción
consistía en formar un montón, bien apilado, de leña, e ir tapándolo hasta
crear una estructura que recordaba por su forma a los antiguos hornos morunos.
Se iba cubriendo primero con hierba húmeda, cortezas de madera y otros. Luego
se le echaba tierra encima hasta formar una capa de modo que sólo quedase un
agujero en la parte inferior, que era por donde se prendía la madera. Esto era
denominado carbonera. Luego quedaba ardiendo durante varios días bajo la
cubierta de tierra. Lo carboneros tenían que conseguir que quedase todo bien
compacto. En el interior se generaba una gran cantidad de calor que era lo que
transformaba la madera en el susodicho carbón vegetal. Pasados unos cuantos
días, y cuando ya se observaba que el proceso de transformación había concluido
se retiraba la capa de tierra y se extraía el carbón, se transportaba y se
vendía al precio corriente.
Lo cierto es que el oficio de
carbonero debió de ser bastante duro y sujeto a las inclemencias del tiempo. Por
otro lado, en ocasiones, ocurrían desgracias al caer algún trabajador en la
carbonera ardiendo por no estar bien acabado el proceso o por ser defectuosa la
construcción.
El paisaje de las carboneras debió
de ser relativamente común en muchos parajes de Cehegín. Todavía cuando se va
caminando por algunos lugares te puedes encontrar fragmentos de carbón vegetal,
que parecen casi de piedra, y te das cuenta de que su origen no está en una
fogata moderna. Son reliquias de antiguas carboneras que ya no existen, evidentemente,
al haber cambiado el paisaje, pero que estuvieron allí cien o doscientos años
antes. Este oficio de carbonero ya ha desaparecido totalmente de Cehegín.
A continuación les dejo con un
documento del Archivo Municipal de Cehegín, del año 1866.
“En la villa de Cehegín, a veinte
y uno de junio de mil ochocientos sesenta y seis. Bajo la presidencia del sr.
alcalde d. Antonio Sandoval, se reunió el Ayuntamiento en las salas
consistoriales y abierta la sesión ordinaria, dicha presidencia dijo:
Que como es sabido por la Corporación, el sr. Gobernador Civil de la Provincia, por su oficio
de siete del actual, se ha servido aprobar la medida de la continuación de los
carboneos en el sitio de las Ramblas de Gilico, supuesto de la propiedad de
doña Ana Pareja, pero realmente de aprovechamiento vecinal, según todas las
probabilidades, datos, informes y diligencias al efecto practicadas. Que con
tal motivo es constante el hecho de que, a favor de dicha elaboración de
productos, se están haciendo diversos gastos en el pago de operarios y guarda interino
interventor. Que también es cierto que hay un número de carboneras concluidas
de hacer y bastantes cargas envasadas ya, hallándose si bien bajo custodia de
dicho empleado interino a la intemperie y en una extensión grande de terreno.
Consideramos que somete a la comprensión del municipio, para que acuerde lo que
le parezca conveniente…”
Acta capitular del Ayuntamiento
de 21 de junio de 1866. Cehegín. Archivo Municipal.