jueves, 18 de septiembre de 2014

El doctor don Juan Yáñez Espín, médico y humanista en el Cehegín del siglo XVII.



                                                           © Francisco Jesús Hidalgo García

Introducción.

Resulta sorprendente el que una figura que parece haber tenido cierta relevancia dentro del entramado cultural, económico, religioso y social del Cehegín de la primera mitad del siglo XVII no haya sido estudiada hasta el momento desde un punto de vista histórico con la rigurosidad que se merece. En este aspecto habría que hacer un énfasis aclarando que hasta hoy en día sólo lo sacó a la luz con unas pinceladas literarias el laureado escritor ceheginero Salvador García Jiménez (1). Es un personaje prácticamente desconocido hoy aunque, no obstante, persona de reconocido prestigio en el Cehegín de su época, tanto a nivel social, como profesional y también en su faceta de erudito de vasta cultura. De familia noble y adinerada, fue médico, humanista, hombre de letras e historiador (en el sentido de la época). Lamentablemente, hasta el momento, como veremos más adelante, sólo tenemos noticias sobre sus escritos por informaciones de contemporáneos y estudiosos de época posterior a la suya. Se le ha nombrado desde el manuscrito de Ambel, del siglo XVII,  hasta los escritos de don Miguel Mas, a mediados del siglo XX, pero nadie investigó su biografía, al menos profundizando en su vida, de modo que, hasta el momento, eran muy pocos los datos suyos que se tenían. No disponemos de ninguna obra escrita de su mano, ni copia (a excepción de los fragmentos que don Martín de Ambel incluye en su libro “Antigüedades de la villa de Cehegín”), aunque sí algunos documentos médicos firmados por él.
La investigación de personajes históricos es apasionante, pero también presenta dificultades importantes en cuanto a que el investigador no se puede restringir a indagar en un único archivo histórico y debe de buscar y rebuscar, casi como persiguiendo una aguja en un pajar, hasta encontrar datos fidedignos y, aún más, cuando prácticamente no hay casi nada por donde comenzar el trabajo. Ésta es la situación del doctor Yáñez Espín.  Del Archivo Histórico de Cehegín, el Histórico Provincial de Murcia, el Archivo Histórico de la Universidad de Salamanca, el Archivo Parroquial de Cehegín, entre otros, han manado las fuentes de donde hemos bebido para elaborar este bonito trabajo de investigación.
Vamos a intentar sacar a la luz a un hombre prácticamente desconocido, su historia familiar, su vida, sus relaciones, el mundo en el que se desenvolvía su actividad profesional, literaria y también económica. En esencia, vamos a descubrir cosas que nadie sabía desde hace siglos. Este año 2014 se cumple el trescientos sesenta aniversario de su fallecimiento. Lo celebraremos con su rescate, que no es poca cosa, con la idea de enriquecer un poco más la historia local a través de la biografía de un personaje de relieve que quizá, junto con su buen amigo don Juan de Quiroga, fuese la persona más culta que caminó por este pueblo durante toda la primera mitad del siglo XVII. Comencemos, pues, esta aventura.




---------------------------------------------------------------------

(1) García Jiménez, Salvador.  La gran historia de honor de don Martín de Ambel. Edit. KR. 1997.


Un marco histórico.

Cehegín crece mucho durante el siglo XVI, y a comienzos del XVII el pueblo avanza en su trazado urbanístico. Se conforman de manera definitiva las vías principales, la calle Mayor de Arriba, la Cuesta de Moreno y la calle de la Tercia, de modo que en este espacio se instalarán las principales casas de los potentados cehegineros. La población se extiende desde los arrabales del siglo XVI hacia el cabezo de la Concepción, y  por toda la parte meridional va creciendo paulatinamente a un lado y a otro de esas vías que hemos comentado. A finales del siglo XVIII se habrá completado la urbanización de lo que hoy conocemos como el Casco Antiguo de Cehegín. Pero ahora estamos a principios del siglo XVII. El doctor Yáñez Espín, a lo largo de su vida, conoce el final del reinado de Felipe II (el monarca fallece cuando tenía nuestro protagonista once años), el reinado de Felipe III completo y el de Felipe IV hasta fallecer once años antes de la muerte del monarca.
La economía de la villa de Cehegín estaba totalmente controlada por unas cuantas familias que, a su vez, juntaban en torno a sí a otras de menor rango, unas veces por lazos familiares y otras por simple interés y se creaban redes de lazos clientelares que se hacían más sólidas a través de matrimonios concertados entre ellas. Entonces intentaban controlar el Concejo como medio para poder dirigir la economía local en beneficio de sus propios intereses. Estas familias tenían importantes propiedades en tierras, hornos, almazaras y molinos, que les proporcionaban grandes beneficios. Cehegín había crecido enormemente en los últimos cien años.  Desde el año 1500 hasta el 1600 la población aumenta de manera espectacular, pasando de, aproximadamente, unas mil quinientas almas a finales del siglo XV a unas seis mil hacia principios del siglo XVII. La economía está basada en la producción agrícola, la seda, el viñedo, el olivar etc. La estructura social, desde un punto de vista económico, se puede estructurar en familias hidalgas adineradas, labradores ricos que durante los siglos XV-XVI eran conocidos como caballeros cuantiosos, y que aspiran a la hidalguía, un grupo intermedio y variopinto de personas con oficios varios y que invierten en propiedades en tierra y, desde luego, una gran masa poblacional de braceros que viven una vida dura y mal remunerada, a expensas del trabajo en las propiedades de los hacendados.
En este tiempo la villa se encuentra integrada en la llamada Encomienda de Caravaca, perteneciente a la Orden Militar de Santiago. Los roces y tensiones eran habituales entre el Concejo, que quería mantener su independencia política y económica, y la Orden que, con el fin de proteger sus intereses, presionaba para intentar controlar económica y políticamente al Concejo y con él, a la villa.
Este es un mundo rural y, en muchos aspectos, unas vías de comunicación en mal estado propiciaban un cierto aislamiento del resto del mundo pero, al fin y al cabo, eso era lo que sucedía en todas las villas del interior del Reino de Murcia. Sin embargo, gente como el doctor Yáñez y otros personajes de la élite económica y social lo rompían con sus viajes a Murcia y a Madrid, a la Corte, donde la vida urbana era totalmente diferente a la de este Cehegín deprimido y pobre.
Don Juan, con sus viajes periódicos, podía respirar el aire de la ciudad, visitar amigos, librerías y bibliotecas particulares y a la vez enriquecer la suya propia con compras de libros de todo tipo, incluso también los censurados. Nuestro personaje debió de poseer una rica e interesante biblioteca, pero de la que no nos ha quedado vestigio alguno.
Este es, en unas breves pinceladas a modo de introducción, el Cehegín que conocía el doctor don Juan Yáñez Espín.


Don Juan Yáñez Espín en su niñez y juventud

Don Juan nace en Cehegín, siendo bautizado el día 20 de enero del año 1587 (2), como hijo de don Juan Yáñez Espín y de doña María Hernández (3), y nieto, por vía paterna, de don Alonso Yáñez y doña María López Espín y por la materna de Juan de Carmona y de Catalina Sánchez. El pequeño crece en una familia hidalga, los Yáñez, cristiana vieja, con una buena disposición económica, en dinero y bienes, y con presencia documentada en esta villa desde la segunda mitad del siglo XV. Su antepasado Lope Yáñez  figura como hidalgo en el padrón de los Reyes Católicos del año 1495. Será su abuela, doña María, la que una el apellido Espín, también hidalgo, a la familia, y que portarán tanto su padre como él y sus hermanos.
La niñez y juventud temprana de don Juan se desarrolla en Cehegín donde, al amparo de su tío Alonso Yáñez, hermano de su padre, y por aquellos tiempos maestro de escuela en la villa, se le irá inculcando el amor por el conocimiento y el pensamiento humanista que, años más tarde, será sello que portará a lo largo de toda su vida. Quizá fue durante su juventud temprana, a la vez que aprendía las letras con su tío Alonso cuando, imbuido tanto por las enseñanzas de éste, como por la propia curiosidad de sus años jóvenes, empezó a tener una cierta querencia y preguntarse por las cosas de la antigüedad llevado, sin duda, por ese espíritu de que “el saber no ocupa lugar” y la presencia, por los cuatro costados del término de la villa, de restos de tiempos antiguos, como el mismo castillo que, hacia el año 1600, cuando él sólo tenía 13 años, era un edificio destinado a mantener la pompa y el prestigio de la Orden de Santiago y sobre todo de su alcaide, pero que sólo quedaba como imagen de otros tiempos, una fortificación que no tenía un sentido práctico como instrumento defensivo de la villa. También conocía perfectamente la ruinas de Begastri, que a finales del siglo XVI todavía mantenían visible la estructura de la planta de la ciudad, aunque ya se había iniciado tiempo atrás el desmantelamiento de las murallas para utilizarlas como cantera de piedra. No obstante ni él, ni nadie, por aquel entonces, sabía qué ciudad había sido esa. Ese misterio hacía que la gente se preguntase por ella, su antigüedad, quién había vivido allí, su historia.  En la época de la niñez y juventud de Juan Yáñez Espín el término municipal de Cehegín aún conservaba una cantidad enorme de vestigios que, en la mente de una persona con inquietudes, resultaba un estímulo enorme para fomentar la búsqueda del conocimiento sobre los tiempos antiguos. Estas cuestiones fueron convirtiendo a Juan en un amante de las cosas de la Historia. Sabemos que nació seis años antes que don Martín de Ambel y  Bernad y cuatro años antes que don Juan de Quiroga Faxardo, los que serían grandes amigos suyos. Ambos fueron personas de cultura, fundamentalmente Juan de Quiroga, que se convirtió en un gran escritor, y con el que es muy probable que Yáñez viajase en alguna ocasión, ya con la mayoría de edad, a Madrid, donde Quiroga cultivaba muy buenas amistades en el ambiente literario de ese tiempo.
-----------------------------------------------------------
(2) Acta de Bautismo de don Juan Yáñez Espín. APSMM. Libro de bautismos nº 2. Folio 217 v.

“Juan, hijo de Juan Yáñez.
Este dicho día, mes y año, baptizó el dicho a Juan, hijo de Juan Yáñez y Mari Hernández, su mujer. Fueron compadres Alonso de Carmona y su mujer, Juana Guirao. Y por la verdad lo firmé. Pedro de Terán”

(3) Acta de matrimonio de don Juan Yáñez y doña María Hernández, padres del doctor don Juan Yáñez Espín.
APSMM. Libro de matrimonios nº 1. Folio 35 V.

“En onçe de otubre del año de mill y quinientos y setenta y nueve años, beló el padre Antonio López a Juan Yáñez, hijo de Alonso Yáñez y de Mari López, y a Mari Hernández, hija de Juan de Carmona y de Catalina Sánchez. Fueron padrinos  Alonso d´Espín y su mujer, Catalina Rodríguez. Testigos los reverendos Rodrigo de Morales y Pedro González de Rueda, y Alonso Yáñez, maestro de escuela. Y lo firmó el dicho Antonio López.
Antonio López Yáñez”


Los estudios en Salamanca.

Comenzó el joven Juan Yáñez sus estudios de Bachiller en Artes y Filosofía en la Universidad de Salamanca, en el curso 1609-1610, cuando ya tenía 22 años cumplidos, por lo cual es de suponer, aunque no tenemos documentación al respecto, que debió de estudiar en Murcia o en otro lugar durante algún tiempo para luego trasladarse a la famosa universidad salmantina.
El Archivo Histórico de la Universidad de Salamanca ha resultado ser un magnífico escenario donde poder recabar algunos aspectos fundamentales para elaborar la biografía de este personaje. Lo que en principio parecía, como suele ser habitual en la investigación histórica, una búsqueda un tanto aleatoria, sin saber muy bien si se podría encontrar algún dato referente a la persona sobre la que indagaba, resultó que se abrió un buen canal en lo que se suponía que sería una búsqueda azarosa y quizá de poco fruto. Uno de los primeros hallazgos fue una descripción, somera, pero muy gratificante de don Juan Yáñez Espín. Es realmente interesante, a pesar de ser muy sencilla, porque no tenemos descripciones del rostro de personajes célebres cehegineros en esta época. 

“Juan Yáñez, natural de Cehegín, diócesis de Cartagena. El rostro flaco y una herida en la frente. Con cédula de examen fecha a veinte de diciembre de seiscientos y nueve. Y desde allí ha estado y estuvo un curso en súmulas con Alonso Marcos, natural de La Vellés, de Salamanca, y Domingo Zamorano, natural de Cardenete, de Cuenca. Juraron, etc.” (4)

Hacia el año 1610 se encontraba en Salamanca la que desde tiempos medievales había sido considerada como una de las más prestigiosas universidades, no sólo españolas, sino de toda Europa. La capacidad económica de la familia de don Juan Yáñez permitió que éste pudiese cursar estudios durante, al menos, siete años, que son los que tenemos documentados, aunque pudo ser alguno más. Así, en primer lugar estudió el Bachiller en Artes y Filosofía durante los cursos 1609-1610, 1610-1611 y 1611-1612.  Obtuvo el grado de Bachiller por Salamanca el día 22 de diciembre de 1612. En enero siguiente comenzó los estudios de medicina.

“A 4 de jullio de 1613.

Juan Yáñez, natural de Cehegín, diócesis de Cartagena. Recibió el grado de Bachiller en Artes por Salamanca a veintidós de diciembre de 612, y desde primero de henero de 613 ha estado y provó un curso en medicina theórica y filosofía natural, con los dichos Alonso de Madrid y Luís González. Juraron etc.” (5)

El fondo documental del Archivo Histórico de la Universidad de Salamanca nos ha permitido conocer que don Juan Yáñez realizó estudios de medicina entre los cursos 1612-1613, 1613-1614, 1614-1615 y 1615-1616. Tanto los libros de matrícula como los registros de pruebas testificales nos ofrecen una interesante información de cara a poder desentrañar los estudios de Yáñez en esta prestigiosa universidad.


-----------------------------------------------------

(4) AUSA. 601. Registros de pruebas testificales de cursos y lecciones de las facultades de  Teología, Artes y Medicina. 30 de junio de 1610. Folio 102 v.

(5) AUSA. 603. Registros de pruebas testificales de cursos y lecciones de las facultades de  Teología, Artes y Medicina. 4 de julio de 1613. Folio 69 v.



“A 22 de marzo de 1616

Lectiones en cánones, digo en medicina, de Juan Yáñez, natural de Cehegín, diócesis de Cartagena. Probó aber leydo diez lecciones en medicina en diez días lectivos. A estado con Gaspar  Tablares, natural de Freixo de Lamego, y García de Soto, natural de Aixa de León. Juraron, etc.
Y probó aber  tenido y sustentado el general de medicina desta Universidad un acto de conclusiones en medicina que duró más de una hora y media, presidiendo el doctor Lucas Criado de Miranda. Y lo tuvo a quatro  de hebrero de seiscientos quince.
Y aber tenido desde su segundo año Galenos, Hipócrates y Avicenas, y otros libros de la dicha Facultad, con Juan de Cabrera, natural de la Hinojosa, de Córdova, y Pedro de los Arcos, natural de Nájera, de Calahorra. Juraron, etc.”  (6)


Sabemos, pues, que realizó en el Bachiller un curso de súmulas, otro  de lógica y otros tantos de Artes y Filosofía y que durante la Carrera de Medicina cursó estudios de medicina teórica y práctica, cirugía, filosofía natural, medicina práctica de visitar a enfermos etc.
Debieron de ser unos años duros los que pasó en Salamanca don Juan Yáñez, porque los estudios eran difíciles en aquellos tiempos, y aún más los de medicina, en una universidad que cuidaba su prestigio internacional procurando que el nivel obtenido por sus alumnos fuera elevado. El estar durante tanto tiempo alejado de su tierra, ya que sólo vendría en los periodos vacacionales, y no siempre, dado lo incómodo, molesto, e incluso peligroso de los viajes en esta época, debió de resultar difícil de asimilar los primeros años. A la vez debieron de ser años gratificantes tanto por las amistades que debió de hacer allí como por el nivel del profesorado. Por otro lado entre sus compañeros hubo gente que luego destacó en el campo de las artes, la medicina o la filosofía. En este tiempo universitario, al socaire de las buenas bibliotecas de Salamanca y el ambiente de estudio de todas las facultades fue cuando, con seguridad, don Juan comenzó su faceta de hombre bibliófilo.
La Universidad, como institución, y Salamanca, como ciudad, lo transformaron en una persona distinguida y culta, a partir del joven provinciano, inteligente y listo, que partió un día de Cehegín con la falta de experiencia que cargaba por haber vivido en una villa rural, pobre y aislada, aunque él fuese de familia hidalga con buenas posibilidades.
Después del año 1617 ya no hemos encontrado documentación sobre la continuidad de sus estudios en la Universidad de Salamanca, de modo que, hasta el momento, aunque sabemos que él obtuvo el título de doctor, no hemos podido localizar la documentación que nos confirme el año en que obtuvo dicho reconocimiento. Sabemos, por otras fuentes, que en 1623 ya lo era.

“2 de abril de 1616

Juan Yáñez, natural de Cehegín, diócesis de Cartagena. Provó un curso en medicina teórica, método y práctica de visitar a enfermos, desde San Lucas pasado hasta oy día, con Bartolomé Garay, natural de Morón, diócesis de Sigüenza, con Baltasar Cardosa, natural del Barco, diócesis de Ávila. Juraron etc.” (7)

---------------------------------------------------------------

 (6) AUSA. 605. Registros de pruebas testificales de cursos y lecciones de las facultades de  Teología, Artes y Medicina. 22 de marzo de 1616. Folio 75 r.

(7) AUSA. 606. Registros de pruebas testificales de cursos y lecciones de las facultades de  Teología, Artes y Medicina. 2 de abril de 1616. Folio 61 v.


Familia

Don Juan casó con doña María de Burguillos en fecha de 12 de diciembre de 1627 (8), en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, de Socovos, Albacete. Contrajo, pues, matrimonio con cuarenta años, posiblemente condicionado por su vida de estudio que, sin duda, se alargó hasta cumplir los treinta. Doña María era hija de don Diego de Burguillos Ballestero y de doña Polonia Mercado, naturales de Santisteban del Puerto, en Jaén.
En el siglo XVII la edad normal para casarse era de veinte años para los hombres y dieciocho para las mujeres. Doña María de Burguillos era menor que él,  y con ella tuvo como hijos a Lope en 1629 que falleció muy niño, Alonso en 1631, también muerto al poco tiempo, y los hijos que le sobrevivieron hasta llegar a la edad adulta fueron María, nacida en el año 1633, Lope en 1637, y Restituto, del que no conocemos la fecha de nacimiento por no haber sido bautizado en Cehegín, pero que nació en fecha anterior al año 1637, ya que sabemos por el testamento de su padre que era el hijo varón de mayor edad. (9)



------------------------------------------------

(8) Acta de matrimonio de don Juan Yáñez Espín y de doña María de Burguillos. APNSA. Libro de matrimonios nº 2. Folio 3. Año 1627. Socovos

“El doctor Juan Yáñez Espín y doña María de Burguillos. Veláronse en Cehegín.

En doce días del mes de diciembre del año de mil y seisçientos y beinte y siete años yo, el licenciado Luís de Perea, del ábito de Santiago y cura propio de la villa de Cehegín, desposé por palabras de presente, in facie eclesia, abiendo precedido las amonestaciones que manda el Santo Concilio, así en la villa de Cehegín como en la de Socobos, y abiéndose traydo mandamiento del señor don Diego de Ballesteros, vicario general de la villa de Yeste y su partido, al doctor Juan Yáñez Espín, hijo legítimo de Juan Yáñez Espín y de doña María Fernández Piñero, vecinos de la dicha villa de Cehegín, y a doña María de Burguillos, hija legítima de Diego de Burguillos y de doña Polonia Mercado, vecinos y naturales de la villa de Santisteban del Puerto. Fueron testigos el doctor Luís de Tamayo, teniente de cura de la villa de Férez, y a don Francisco de Estremera, y a Alonso Carmona, vecinos de la villa de Cehegín. Y yo lo firmé. Ut supra.
Licenciado Luís de Perea Prado.”

(9) Acta de Bautismo de María Yáñez de Burguillos, hija del doctor Juan Yáñez Espín y doña María de Burguillos. APSMM. Libro de bautismos nº 6. Folio nº 256. Cehegín

“María, hixa del doctor Juan Yáñez. En veinte y tres días del mes de março del mil y seisçientos y treinta y tres años, yo, el liçenciado Alonso Fernández, cura, baptiçé a María, hija del doctor Juan Yáñez y doña María de Burguillos, su mujer. Fueron compadres el liçenciado Paco, presbítero, y doña Polonia, mujer de Alonso Fernández. Y lo firmé.
Alonso Fernández”

Nota: María Yáñez de Burguillos casó con don Rodrigo Carreño Espín, en un matrimonio concertado, de que se conserva el acta notarial, de fecha seis de septiembre de 1654, poco antes del fallecimiento de su padre, el doctor Yáñez, según consta en protocolo notarial, nº 8161 del AHPM. En dicho documento se fijan las dotes y bienes que los padres han de dar a los contrayentes una vez que se haya formalizado el matrimonio, de  modo que don Alonso Carreño le da a su hijo tierra y determinados bienes que le ayuden a aumentar su patrimonio y, de la misma manera, don Juan Yáñez lo hace con su hija, doña María.
Restituto casó dos veces, en primeras nupcias con doña María Espín Chico, hija del licenciado don Diego Espín y de doña María Chico, en el año 1658, y en segundas con doña Juana Lorencio, viuda de don Baltasar de Béjar, en el año 1668. En cuanto a Lope no tenemos referencia alguna sobre su matrimonio, quizá quedó soltero o casó fuera de la villa.


El doctor Yáñez tenía como hermanos a Alonso Yáñez Espín, Lope, María y Matías. Un personaje interesante para ser estudiado es Alonso, su hermano mayor, que en el año 1600, con alrededor de veinte años, figura como estudiante. Se trata de un hombre con un cierto poder económico y político en el Cehegín de la primera mitad del siglo XVII, de modo que fue regidor en el Concejo y consiguió que su hijo Joaquín Yáñez, nacido en 1610, fuese nombrado por el rey don Felipe IV, en el año 1639, Regidor Perpetuo de la villa de Cehegín, tal y como figura en las actas capitulares del Concejo. Alonso había casado con doña Juana Fernández el día 25 de abril del año 1602, y Joaquín, hijo de ambos, casó con doña Mariana de Carmona en el año 1630.
Esta rama familiar de los Yáñez Espín resulta interesante para sacarla a relucir, pues aunque el doctor Yáñez Espín no entró en cuestiones de política ni ocupó cargo alguno (que sepamos por la documentación) como regidor ni alcalde ordinario del Concejo, ni otros oficios que no fuesen el directamente relacionado con su profesión de médico, sí que la presencia de su hermano Alonso y después de su sobrino Joaquín, como regidores, con quienes mantenía, según se desprende de algunos documentos, una muy buena relación, le permitió defender determinados intereses personales y económicos propios, habida cuenta del importante patrimonio de que disponía.
Don Juan Yáñez fue un hombre rico, quizá no al nivel de las más poderosas familias de la villa, pero sí lo suficiente como para ostentar y llevar un buen nivel de vida y de ello da fe su testamento.
Sabemos que cuando redactó su testamento (10) creó un mayorazgo de bienes vinculados que recaía sobre su hijo Restituto, que era el mayor de los hermanos varones, de modo que dicho mayorazgo era indivisible y pasaría de padres a hijos por la línea de los herederos del primogénito. Si éste no tuviese herederos entonces pasaría a la línea genealógica del segundo, Lope, y la siguiente en la sucesión, en caso de que Lope no tuviese herederos era María y sus hijos. Tenía un valor aproximado en bienes de unos mil ducados. Doña Maria de Burguillos, su mujer, quedó con el usufructo de dicho vínculo y mayorazgo, hasta que falleció en el año 1656.
Tenía el doctor Yáñez una buena cantidad de tierras, entre las que destacaba la heredad del camino de Canara, con unas cuarenta peonadas, como una entre sus muchas heredades repartidas por el término de la villa de Cehegín. Además tenía un horno en el Coso, que arrendaba produciéndole una buena cantidad de ganancias al año. El último arrendamiento que hizo fue a Marcos López, unos meses antes de su muerte.

“ Y el dicho doctor Yáñez dixo que da en arrendamiento al dicho Marcos López un horno  de pan cozer, que tiene en esta villa, en la calle de los Corbalanes, en el varrio del Coso, con çinco cuerpos de casa, linde Juan Corbalán, alcayde,  y otros por tiempo y espacio de tres años, que han de correr y contarse desde primero de mayo hasta ser cumplidos los otros dos, otro día primero de mayo del año de çinquenta y siete, por preçio cada un día de los que fueren de trabaxo  en que se puede cozer pan de dos libras de pan de trigo bueno , de dar e reçebir, con que las fiestas forzosas y domingos no  a de pagar cosa alguna…” (11).


-----------------------------------------------------------------

(10) AHPM. Testamento de don Juan Yáñez Espín. Protocolo notarial nº 8160. Folio nº 26.

(11) AHPM. Carta de arrendamiento del doctor Juan Yáñez contra Marcos López. Protocolo notarial nº 8161. Folio nº 38.



Don Juan Yáñez, médico en Cehegín.

“En la villa de Cehegín,  a cinco días del mes  de mayo de mill y seisçientos  y cuarenta y dos años, el doctor Juan Yáñez Espín, médico, y Jerónimo de Moya, çirujano, vecinos de esta villa, con juramento que hiçieron en forma de derecho declararon que están curando y visitando a Sebastián Ruiz Maya Capel, veçino  de esta villa, de çiertos achaques y mala dispusiçión que tiene del hígado, de que tiene el cuerpo con algunas llagas y flema sacada y está de modo que en haçiendo cualquier exerciçio brota sangre por las manos, por la dicha flema….”

Don Juan de Quiroga.    El doctor Yáñez Espín.   Jerónimo de Moya.

Ante mí, Cristóbal d´Avila.” (12)


El médico, durante la Edad Moderna, era una persona socialmente muy reconocida y una profesión bien pagada. Sabemos que, en Cehegín, el Concejo tenía dos galenos que cobraban un sueldo, pero que además atendían a enfermos por cuenta privada.
Junto con el doctor Juan Yáñez Espín estaba, hacia 1640, el doctor Pedro Enríquez de Mezquita. Acompañado del cirujano solía visitar a los enfermos en sus casas, diagnosticar en base a su experiencia, conocimientos, y la observación del estado del enfermo, pero en escasas ocasiones se aventuraba a realizar las intervenciones quirúrgicas, sangrías u otras operaciones, ya que de ello se encargaba el cirujano, cuando lo había, y en cuya falta se ocupaba de ello el barbero. En la época del doctor Yáñez el cirujano era Jerónimo de Moya. No obstante, nuestro doctor tenía conocimientos de cirugía, disciplina que había estudiado en Salamanca, como hemos visto en textos precedentes, pero no intervenía por considerar, por un lado, que se invadía el campo de trabajo del cirujano y, por otro, porque el propio prestigio del médico conllevaba no realizar determinadas funciones que debían hacer otros profesionales de rango inferior al suyo.
El médico, en esa relación especial que existía entre él y el enfermo, era una persona que ejercía una cierta labor de compañía, de ahí viene la expresión “médico de cabecera”. En muchas ocasiones esa relación traspasaba lo puramente profesional, de modo que se creaba un entorno de amistad entre ambos. En otros casos afloraba la imagen del “matasanos” en algunos médicos, a los que se consideraba que no ejercían su actividad debidamente y eran sancionados.
En este tiempo la casa del médico estaba abierta a las peticiones de los enfermos fuese la hora que fuese y, además, él estaba obligado a asistirlos en sus casas particulares cuando se lo solicitasen. Por la documentación que hemos podido consultar sobre el doctor don Juan Yáñez se puede entrever que se le consideraba un buen profesional. Cuando se atendía a enfermos pobres que no podían pagar la consulta el Concejo solía cubrir los gastos de la atención dispensada por el médico.






------------------------------------------------------

(12) AMC. Excepciones a los hidalgos para no ir a la Guerra de Cataluña. Año 1642. S.C.


Tenemos constancia de la presencia de don Juan ejerciendo la medicina en Cehegín desde el año 1623, en que ya figura como el doctor Juan Yáñez, hasta prácticamente el mismo momento de su muerte, ocurrida en el año 1654. Por eso, cuanto más tiempo se llevaba ejerciendo y tratando enfermos, mayor era el prestigio, en cuanto a que la experiencia, como hoy en día, era muy tenida en cuenta.






Don Juan Yáñez.  Humanista, historiador y erudito.

La faceta de don Juan Yáñez como hombre culto y persona interesada en la historia o las tradiciones antiguas viene reflejada, fundamentalmente, a través del manuscrito de Martín de Ambel y Bernad  (13)  en el siglo XVII y de fray Pablo Manuel Ortega (14) en el siglo XVIII, ya que la historiografía posterior, básicamente, se ha limitado a reflejar lo que decían ambos en sus escritos. Cehegín le reconoció en el año 1895 su papel como protohistoriador y ceheginero de relevancia al dedicarle una calle frente a la ermita del Santo Cristo.
Es evidente que la figura del doctor don Juan Yáñez Espín siempre fue y ha ido en cierta manera ligada a la de don Martín de Ambel y Bernad. Ellos fueron grandes amigos. Sin embargo la clave en esta asociación que siempre hemos tenido presente reside, sin duda, en que fue el gran apoyo para que Ambel, encerrado en la torre de la ermita de la Purísima Concepción, escribiese ese conocido manuscrito denominado “Antigüedades de la villa de Cehegín”.
-----------------------------------------------------

(13) Ambel y Bernad, Martín. Antigüedades de la villa de Cehegín. Trascripción y comentarios de José Moya Cuenca. Excmo. Ayuntamiento de Cehegín. 1995.

 (14) Ortega, Pablo Manuel. Descripción Chorográfica del sitio que ocupa la Provincia Franciscana de Cartagena. Edit. Pedro Riquelme Oliva. O.F.M. Murcia. 2008.


Don Martín copió fragmentos del texto original de don Juan y, sin duda, se ayudó de los conocimientos de aquel que era considerado como una de las personas más cultas en el Cehegín de su tiempo. Desde luego, el doctor Yáñez era una persona de talla intelectual superior a la de Ambel.
Parece no haber duda de que el manuscrito de “Antigüedades de la villa de Cehegín contiene importantes fragmentos de la obra del doctor Yáñez y, además, el autor lo nombra en varias ocasiones a lo largo del texto.

“El doctor Juan Yáñez Espín, médico, en un manuscrito que hizo de antigüedad y fundación de Cehegín dice que fue hallada una piedra antigua en los años pasados en las ruinas de una población que está destruida, en el término de Caravaca, que se llamó ciudad de Assoto” (15)

Fray Pablo Manuel Ortega, en su “Descripción Chorográfica”, hace referencia tanto al manuscrito de Ambel como al del doctor Yáñez  Espín y, en algunos momentos, la lectura del texto sugiere que el franciscano está manejando ambos textos. Ambel copia un fragmento de la primera hoja del manuscrito de Yáñez.

“De esta piedra consta ser escrita de más de 3000 años a esta parte, en la cual contiene el tiempo que hubo entre la fundación de Atenas  y su fundador Solón y Dracón, legisladores, de Solón a Polícrates y de éste hasta los Siete Sabios de Grecia, como así mismo otras cosas que por estar con el tiempo estragadas las letras no se pueden leer bien”. (16)

Yáñez fue la persona que propició el que, en el año 1635, el Concejo pidiese las autorizaciones eclesiásticas necesarias para declarar a San Restituto como patrón de Cehegín, aunque en este caso fuese en base a unos cronicones elaborados un siglo antes, que él consideró muy antiguos.
En las actas capitulares del Concejo de Cehegín, del año 1635, se pone de manifiesto el activo papel que el doctor Yáñez tuvo en su faceta de investigador en cuanto a historia y tradiciones antiguas se refiere, de modo que gracias a él San Restituto fue convertido en patrón de Cehegín, aunque esa devoción, llegado el siglo XVIII, ya se olvidase entre la población de la villa. Lo realmente importante, a mi juicio, en este caso, no es tanto el que se basase en los Falsos Cronicones para argumentar que fue cierto el hecho que planteaba al Concejo en cuanto al martirio de San Restituto, y que él los considerase como verdaderos, siendo falsos, sino el afán por buscar restos y pruebas de tiempos antiguos, por supuesto a la manera que se hacía en el siglo XVII.
Los dos textos siguientes son los que figuran en esas actas capitulares sobre  San Restituto y su nombramiento como patrón de Cehegín.









------------------------------------------------------------------------------

(15)  Obra referenciada en la nota nº 13.  Página nº 7.

(16)  Obra referenciada en la nota nº 13. 


“Y platicaron que por parte del doctor Juan Yáñez Espín se a echo relaçión que en escripturas antiguas a hallado que fue martiriçado San Restituto, natural desta villa por la fe de Jesucristo, el año de trescientos y seis del nacimiento de Cristo, siendo emperadores Diocleçiano y Maximiano, y presidiendo en España el cruel Daçiano, y siendo Sumo Pontiffiçe San Marçelo, en diez de junio, y que por ser natural desta villa se goze su fiesta y guarde. Acordaron se berifique por las dichas escripturas antiguas y contestándoselo ansí se bote y pida a su Señoría Ylustrísima del Obispo de Cartajena la mande guardar y çelebrar con toda deboçión.” (17)



“San Restituto

Otrosí, acordaron se despache poder deste Conçejo a procurador de la çiudad de Murçia para pedir a su Ylustrísima del Señor Obispo de Cartajena  que mande aprovar y confirmar la fiesta del bienabenturado San Restituto mártir, que padeçió en esta villa el año de trescientos y seis del naçimiento de nuestro Salvador Jesucristo por diez de junio, que a botado y da su boto este Conçejo, para que se guarde y benere, el qual, desde luego, elijen por su deboto y patrón desta villa, y por sí lo acordaron y firmaron los que saben” (18).


Parece ser que el doctor Yáñez no sólo estudió todos los documentos antiguos que llegaban a sus manos sino también restos arqueológicos, monedas, la epigrafía romana (en su casa había embutida en un muro una lápida con inscripciones romanas, según  Ambel). Hizo copias en papel de varias piedras que dibujó en su manuscrito, y una de ellas fue la que está engastada en una pared de la ermita de la Soledad. Precisamente la referencia y dibujo que nos presenta fray Pablo Manuel Ortega es una de las pruebas que yo mismo alego de que el Franciscano trabajó tanto con el manuscrito de Ambel como con el del doctor Yáñez Espín. Dice así este fragmento de su “Descripción Chorográfica”:


“La tercera lápida está también engastada en una pared de la hermita de Nuestra Señora de la Soledad, a la esquina del oriente, hace espalda a la puerta. Es mármol pardo, y sin duda tenía alguna beta de franca, porque se ha consumido mucho más de lo que acostumbra el mármol, de modo que, si no fuera ayudado del manuscrito del doctor Espín, que la copia muchos años antes, no se pudieran haver leído las dicciones que aquí se ponen…” (19)






-------------------------------------------------------------------------------------


(17) AMC. Libro de actas capitulares del Concejo de Cehegín. Año 1.635. Folio 143.

(18) AMC. Libro de actas capitulares del Concejo de Cehegín. Año 1.635. Folio 156.

(19) Obra referenciada en la nota nº 14. 

Como hombre cultivado de su tiempo, el doctor Yáñez fue un buen conocedor de las lenguas clásicas, tanto latín como griego, y ello le permitió poder leer y traducir las obras clásicas que llegaban a sus manos en la lengua original. Por otro lado su afición por la epigrafía y las inscripciones antiguas le hizo, como hemos podido comprobar en el texto de fray Pablo Manuel Ortega, copiar las inscripciones y textos grabados que iba conociendo aunque, por desgracia, sólo ha podido llegar a nosotros, a través del texto del erudito franciscano, la copia de la inscripción romana que hay en la ermita de la Soledad.
Verdaderamente es una pena que no conservemos sus trabajos manuscritos,  quizá alguno de ellos esté impreso, aunque es posible que estemos en camino de hallar pistas sobre su paradero. Todo sea cuestión de tiempo y de encontrar el camino correcto en su búsqueda.
Decíamos en líneas anteriores que en la propia casa del doctor Yáñez había, en la pared, una lápida romana, de la que nos dan noticia tanto don Martín de Ambel como fray Pablo Manuel Ortega, éste último a través del manuscrito de Ambel.  Expone el franciscano en la obra ya referenciada en la nota nº 14:

“El referido don Martín de Ambel dice que en un lienzo de la pared de la casa del referido doctor Yáñez havía otra lápida que él pone, y dice solamente que era jaspe negro. Tampoco pude descubrir esa lápida y assí la copio de dicho manuscrito, y advierto que en la última dicción de FIXIT, la F debe ser V, según parece.”

Según este autor la lápida decía:

POMPEYA M. F. BILESETON. PROBA. V. FIXIT

Lo cual, traducido al castellano por el mismo fray Pablo Manuel significa:

“Pompeya Proba, hija de Marco. Bilesetonense. Murió de cinco años.”




Los últimos años de don Juan y doña María

Don Juan Yáñez fallece el día veinticinco de diciembre del año mil seiscientos cincuenta y cuatro (20), catorce meses antes de morir doña María de Burguillos, su esposa, momento que llegará el día veinte de febrero de mil seiscientos cincuenta y seis (21). Don Juan tenía, en el momento de morir, sesenta y siete años. Cuando testamenta, seis meses antes de su fallecimiento, debió de sentirse ya con síntomas de vejez o enfermedad, aunque, como hemos podido comprobar en el estudio de los protocolos notariales, aún por la época en que redacta el testamento, sigue ejerciendo una determinada actividad en cuanto a los arrendamientos de algunas propiedades, como el horno del Coso, la cuestión del matrimonio de su hija María, alguna compraventa, otras gestiones particulares, etc. La firma del propio testamento, aunque ya denota cierto temblor en el pulso, aún es firme y demuestra que todavía podía valerse. Sin embargo, doña María, con una edad que rondaba los cincuenta y pocos años, siendo más joven que el doctor Yáñez, se ve obligada a hacer el testamento ante una muerte en principio imprevista, quizá por una enfermedad repentina. Su estado de salud le impide la firma, como alega en el momento de firmar:

“Francisco Rosillo, vezino de esta villa, firmó ante el escribano, a ruego de la otorgante, que dixo no puede, con la gravedad de  la enfermedad…” (22)

--------------------------------------------------------------------------

 (20) Acta de defunción del doctor Juan Yáñez Espín. APSMM. Libro de defunciones nº 1.

“El doctor Juan Yáñez, vecino de esta villa, murió en ella en veinticinco de diciembre de seiscientos y çinquenta y quatro años. Otorgó su testamento ante Sebastián de Teruel, escribano público de esta villa, en treçe de junio de dicho año.
Albaceas a doña maría de Burguillos, su mujer y por sus herederos universales a don Restituto Yáñez, a don Lope y a doña María, sus hijos. Y ordenó  lo siguiente.

-Que se entierre en la iglesia mayor de esta villa.
-Que el día de su entierro se la haga una misa cantada como es costumbre.
-Que se digan por su ánima y la de sus difuntos çiento y cuarenta y ocho misas reçadas.
-Que se de a las mandas forzosas lo acostumbrado.
-Que le acompañen todas las cofradías de esta villa.

Francisco Fernández.”

 (21) “Acta de defunción de doña María de Burguillos. APSMM. Libro de defunciones nº 1.

“Doña María de Burguillos, viuda del doctor Juan Yáñez Espín, vezina de esta villa, murió en ella, en veinte de febrero de seisçientos y çinquenta y seis años. Otorgó su testamento ante Sebastián de Teruel, escribano público de esta villa, en onçe de dicho mes y año. Dexó por sus albaceas al señor  don Francisco Fernández Carmona, presbítero, y a don Agustín de Góngora Quirós, y por sus universales herederos a don Restituto Yáñez, y a don Lope Yáñez y doña María de Burguillos, sus hijos. Y ordenó lo siguiente.

-Que la entierren en la iglesia mayor desta villa
-Que se le diga una misa de réquiem cantada, como es costumbre.
-Que se digan por su ánima y la de sus difuntos çiento y veinte misas reçadas.
-Que se de a las mandas forzosas lo acostumbrado.
-Que se de a los religiosos del conbento de San Francisco de esta villa quatro ducados.

Francisco Fernández”

(22) AHPM. Testamento de doña María de Burguillos. Protocolo 8160. Folio 142.

El doctor Juan Yáñez fue enterrado en la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, en una sepultura que compró para él y sus herederos en la dicha parroquia, sobre la cual se hizo una capilla, aunque el testamento no aclara cual es, pero que quedó en propiedad de la familia, y en ella también sería sepultada doña María, su esposa. Ella fallece en el año 1656, como se puede leer en la nota nº 21, en que hemos reflejado la partida de defunción. Doña María pidió en su testamento ser enterrada en la sepultura donde yacía el doctor Yáñez Espín, su marido. Como hemos explicado en páginas anteriores, en el momento del fallecimiento ella era usufructuaria de los bienes y del mayorazgo que había creado don Juan. Era una señora de buena posición social, persona respetada y respetable, como la viuda que era y mujer que había sido de don Juan Yáñez.
El doctor falleció unos años antes que sus buenos amigos Martín de Ambel y don Juan de Quiroga. No hay duda de que fue un personaje de su tiempo, de modo que su muerte fue sentida, fundamentalmente en cuanto a su papel como médico en la villa, después de más de treinta años ejerciendo el oficio y con un prestigio social importante. Su muerte, y siete años después la de Quiroga, supone el fin de una época en que la villa de Cehegín no volverá a tener personajes con este nivel cultural, que sepamos, al menos hasta mediados del siglo XVIII.




Fuentes

Siglas de los Archivos en que se ha trabajado para la elaboración de este artículo.

-AHMC.    Archivo Histórico Municipal de Cehegín.
-AUSA.     Archivo Universidad de Salamanca.
-APSMM. Archivo Parroquial de Santa María Magdalena, Cehegín.
-AHPM.    Archivo Histórico Provincial de Murcia
-APNSA.  Archivo Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, de Socovos, Albacete.

AHMC

- Libros de actas capitulares 1580-1660
-Traslado del padrón elaborado por los Reyes Católicos en 1495, incluido en una Carta  Ejecutoria de la familia Sánchez de la Rosa. Año 1619. Inv. Nº 71.
- Excepciones a los hidalgos para no ir a la Guerra de Cataluña. Año 1642. S.C.

AUSA

-Libros de matrícula en las facultades de  Teología, Artes y Medicina. 1608-1618.
-Registros de pruebas testificales de cursos y lecciones de las facultades de  Teología, Artes y Medicina. 1608-1618

APSMM (A través de la copia digitalizada de los libros de la Parroquia que ofrece, vía Internet, Familysearch)

-Libros de bautismo.      1561-1650
-Libros de matrimonio.  1571- 1650
-Libros de defunciones. 1607- 1670

APNSA. (A través de la copia digitalizada de los libros de la Parroquia que ofrece, vía Internet, Familysearch)

-Libros de matrimonio. Año 1627

AHPM.

- Protocolos notariales nº  8160, 8161 y 8162.


Este artículo puede ser consultado en versión papel, en la revista de Historia Alquipir, nº 15, editada por la Concejalía de Cultura del Excmo Ayuntamiento de Cehegín.