viernes, 8 de noviembre de 2013

Descripción del castillo de Cehegín, del año 1468, por Francisco de León, comendador de bastimentos del Campo de Montiel

Fotografía de Cehegín, con el castillo




“Ay en esta encomienda otra villa que llaman Çeegin. Ay en ella fasta doscientos e çinquenta vecinos, poco más o menos, y está bien çercada y es muy buen lugar de guarnición, que el agua nin las moliendas non le pueden quitar. En lo más alto del tiene una fortaleza y ella es de tapia con su hazera de cal y petrilada y almenada y razonable encasamiento en ella. En el muro ay cinco torrejones a trechos alrededor de tapia gruesa azerada de cal, y el muro y las torres petriladas y almenadas, todo lo más está de reparar harto dello, en espeçial la de una torre que se va a caer del todo. En el patio están un buen algibe de agua e un engenio pequeño. Al un canto desta fortaleza, a la parte del canpo, está una torre de omenaje de tapias de su azera de cal y es maciza fasta las seys tapias, en que está la puerta, y después están dos bóvedas, una sobre otra, y en lo más alto patrilado y almenado y fecho terrado. Mas, esta torre tiene una nariz que llega fasta el suelo de la segunda bóveda y sy esta se subiese fasta lo alto de la torre, que será quatro tapias en alto, sería muy más fuerte la torre, y es muy necesario el reparo. Esta fortaleza tiene alrededor una barrera de tapias, de dos tapias en alto, y una puerta falsa que sale al canpo.”

Archivo Histórico Nacional. Sección de Órdenes Militares.

También pueden encontrar copia del documento en el libro Documentos para la Historia Medieval de Cehegín, de Juan Torres Fontes. Academia Alfonso X, el Sabio. Año 1982.

jueves, 7 de noviembre de 2013

El cabezo del Seco, en Cehegín. Topónimos cehegineros.

Cabezo del Seco. Año 1936

Cabezo del Seco. Año 1955

Cabezo del Seco. Año 1981.

Cabezo del Seco. Año 2007



Éste es uno de esos topónimos que acabarán por perderse más pronto que tarde pues, aunque conocido como tal desde tiempo inmemorial, al menos desde el siglo XVI, este cabezo,  totalmente urbanizado como parte del pueblo desde hace muchos años, ya sólo los más viejos lo recuerdan con ese nombre. Es el lugar donde se encuentra la plaza de toros de Cehegín, y tomó esa denominación por hallarse dentro del paraje conocido así, que incluía ese montecillo y el terreno que hay en dirección hacia el cementerio, el Campillo de los Mayas, la Cañada de la Zorra  etc  Se le llamó "El Seco" por ser una zona de secano donde, hasta bien entrado el siglo XX, se cultivaba viña y olivar básicamente y no fue hasta que el heredamiento del Campillo de los Mayas se hizo llegar al paraje cuando se convirtió en regadío, tal y como lo conocemos hoy en día. Los terrenos del Seco fueron propiedad de los marqueses de Pidal. Cuando don José Navarro de Cuenca edificó la plaza de toros, en el año 1901, se compraron a los  terrenos a dichos propietarios. Las casas comenzaron a surgir sobre el cabezo poco después de la construcción de la plaza y con el tiempo se  fueron  conformando las calles, con más intensidad desde los años 40 en adelante, ya que hacia 1955 una buena parte estaba cubierto de casas hasta que a principios de los años 70 ya estaba totalmente urbanizado con la conformación de calles como Hermanos Pinzón. En las fotografías podemos ver cómo era el cabezo del seco en los años 30 del siglo XX, en el año 1955, en 1981 y en el 2007.

martes, 5 de noviembre de 2013

Las Ordenanzas sobre la huerta de Cehegín, en una Real Provisión de Felipe II del año 1572.
















Un fragmento en imágenes de una Real Provisión de Felipe II, despachada en Madrid en 1 de julio del año 1572, relativa a ordenanzas sobre la huerta para esta villa de Cehegín. En estas páginas que podemos observar digitalizadas se pueden leer las ordenanzas relativas a los viñedos, no obstante el expediente que contiene esta Real Provisión es mucho más amplio y dedicado a todas las cuestiones importantes de la huerta y los regadíos. Se encuentra en el Archivo Municipal de Cehegín.

lunes, 4 de noviembre de 2013

La cuestión de los muladíes en el territorio de Begastri y al fundarse Cehegín, siglos VIII al X, tras la conquista musulmana.

Fotografía del yacimiento arqueológico de la ciudad de Begastri.



La cuestión de los muladíes constituye uno de esos temas apasionantes que, entrelazados con otros, son elemento fundamental para poder entender la propia fundación de Cehegín y la organización sociopolítica en este territorio en los dos primeros siglos de la conquista musulmana, tanto en el siglo VIII, con Begastri, como después, cuando desparece y surge esta población de al-Sinnayiyin.
En primer lugar es importante conocer de qué estamos hablando. Un muladí es un cristiano que se ha convertido al Islam. Cuando hablamos de muladíes nos referimos normalmente a aquellos habitantes del mundo visigodo, bien de origen hispanorromano o godo que, tras la conquista musulmana, se convierten al islamismo para beneficiarse de los privilegios que ello le concedía frente al mozárabe, que es el cristiano que sigue como tal. Para evitar perder su status, los primeros que se convierten al Islam son las familias nobles y poderosas económicamente, ya que lo fundamental es mantener lo propio. Como todos saben, la nobleza tenía unas redes de lazos clientelares, también de siervos, trabajadores y una gran cantidad de personas que de una u otra manera vivían en torno a ellas, como ha sucedido entonces y hasta hace muy poco tiempo. El hecho de que el noble se convirtiese al Islam no sólo implicaba que fuesen él y su familia, sino que había toda una cantidad importante de gente que le seguía. Por eso en estas zonas rurales quedaron pocos mozárabes, quizá recluidos en Begastri o en algunas zonas del campo, y en la Península Ibérica se mantenían más bien en las ciudades donde creaban comunidades importantes en algunos casos, como en Córdoba.
El papel de los muladíes es importante porque estas familias llegarán a obtener puestos de relevancia, y serán fundamentales en los primeros tiempos después de la conquista por su papel ideológico y de poder sobre el territorio para controlar a la población, que a ellos sí que respeta. Se supieron aprovechar muy bien los conquistadores de esta situación. Así ocuparán puestos importantes en la administración e incluso en el ejército, y seguirán manteniendo un buen prestigio social, unido a su poder económico. No me cabe ninguna duda de que en la propia construcción de la fortaleza y el posterior desarrollo de Cehegín, tras su fundación, el papel de esta gente es de primer nivel.
Estas familias muladíes adquirirán la lengua y las costumbres musulmanas, de manera que con el paso del tiempo será imposible distinguirlos, a excepción de que muchas mantienen el nombre, aunque arabizado. Por desgracia,  no tenemos para nuestra zona de estudio, que es el término de Cehegín, datos sobre las familias muladíes originarias del ámbito de Begastri. Pero, sin duda, las hubo.
Es una pena que su estudio en un territorio como el nuestro esté muy restringido por la ausencia de documentación y de datos arqueológicos. Hay algo que es indudable, y es la importancia fundamental que tuvieron en los siglos VIII al X para que se consolidase la conquista de manera efectiva sobre el terreno y las gentes que vivían aquí antes. A veces el papel de estas familias se subestima o se deja un poco de lado. Los muladíes son una de las claves para entender la historia de nuestra tierra desde los siglos VIII al X.