martes, 26 de septiembre de 2017

Las grandes roturaciones de tierra en el Cehegín del siglo XVI



El siglo XVI es en Cehegín el de las grandes roturaciones de tierra. Una vez acabado el peligro granadino se produce algo así como una gran explosión en el aspecto agrícola, cuestión que, en el siglo XIV estuvo casi apagada y en el XV muy ralentizada. El Concejo ceheginero concedió muchísimas parcelas de monte baldío de su titularidad para fomentar el cultivo de las tierras incultas y la producción, esencialmente de cereales. Este documento que presentamos es del año 1540, pero prácticamente desde principios de siglo se vinieron a realizar muchas donaciones y concesiones de tierras concejiles que se daban en titularidad a los que la solicitaban, pasando los particulares a ser sus propietarios absolutos, y aunque el patrimonio del Concejo en tierras y solares se veía disminuido, sí que aumentó la producción de terrenos que se hallaban abandonados y que fueron dedicados fundamentalmente a la producción de cereales, vid y otros productos de secano. El Ayuntamiento también daba solares en las zonas urbanas para estimular el asentamiento de nuevos vecinos. La donación de solares para construcción den casas  se verá reflejado en la documentación hasta finales del siglo XVIII.

Aquí tienen un fragmento documental, del texto de la fotografía anexa, del año 1540

“Este dicho día, mes y año, susosdicho, los dichos señores del concejo hizieron merced donación no rebocable ques dicha entre bibos para siempre jamás a Hernán Martínez, bezino de la villa de Çehegín de un pedazo de tierra monte baldío conçejil ques en el lomo los Cambrones, término de la dicha villa, a la parte del sol saliente desde el lomo, toda la bertiente hasta el río todo lo que allí se pudiere aprovechar y labrar. La qual dicha tierra de suso nombrada e deslindada de que le hizieren la dicha merced…”

Actas Capitulares del Concejo de Cehegín. 7 de diciembre de 1540. Archivo Municipal de Cehegín.



En Cehegín se puede hablar, al igual que en otros  territorios de frontera desde después de la caída del reino Granada, en 1492, de lo que se podrían denominar unos nuevos “Repartimientos”, en este caso de monte baldío concejil, que se vienen llevando a cabo desde principios del siglo XVI. Estas donaciones de tierra aprobadas por el Rey a veces no se hicieron con las debidas garantías de imparcialidad debida lo que hizo que en el último cuarto del siglo XVI se enviase a un juez a investigar y estudiar la manera en que el reparto de tierras se había realizado. Lo cierto es que debido al “parón” en la roturación de tierras que se produce desde el siglo XIV, que en el siglo XV comienza a moverse pero muy ralentizado por la problemática de ser zona fronteriza, a comienzos del siglo XVI todavía muchas de las antiguas tierras de labranza seguían ocupadas por terreno de monte que pertenecía al concejo de Cehegín. Era, como hemos dicho, monte baldío concejil. El aumento poblacional provocó la necesidad de que se roturaran nuevas tierras y se dispuso donar a perpetuidad terrenos para que fuesen labrados y cultivados. El Concejo las daba en propiedad para siempre, con derecho a escriturarlas, y pasarían de padres a hijos. Así se hizo. Con el tiempo, en los siglos XVI y XVII, muchos de estos terrenos pasaron a poder de las familias más adineradas. Esta fue la causa por la que algunos hacendados cehegineros, ellos o sus antepasados habían sido caballeros cuantiosos y en los siglos XVI y XVII consiguieron título de hidalguía merced a pleitos y ejecutorias, amasaron sus latifundios y grandes propiedades de tierras, ya que en ocasiones estas donaciones de terreno que habían llegado a familias de renta mediana acababan girando hacia familias grandes, que se apoderaban legalmente de ellas bajo compra (con o sin presión) y en otros casos de manera ilegal. En otros casos se les otorgaba a esas mismas familias ricas. Cehegín, tuvo un importante  aumento poblacional y que coincidió con la llegada de muchos foráneos, algunos de ellos extranjeros. Estos “repartimientos” son muy interesantes ya que nos dan una indicación del monte baldío concejil que había en Cehegín, así como el nombre de las personas a las que se les daba la propiedad. Son indicativos de una nueva coyuntura económica que está apareciendo debido a un cierto crecimiento económico que es perfectamente observable en la expansión del casco urbano.

domingo, 17 de septiembre de 2017

El castillo de Cehegín, en sus orígenes




El castillo musulmán hispánico típico, el llamado hisn, siempre se ubicaba en una zona rocosa y elevada, de difícil acceso y normalmente el lienzo de muralla se adaptaba al espacio existente en el roquedal, donde se formaba una torre muy alta, siendo las demás de la misma altura que el lienzo. Junto al castillo de Cehegín, que apareció como una guarnición militar, desde muy tempranamente se fue formando un arrabal, quizá compuesto por comerciantes y sus familias, dado que cuando se instala un campamento militar siempre los primeros que acuden son éstos, por ser un espacio muy favorable para sus actividades. También, entonces, los naturales que se convertían al Islam fueron configurando una nueva estructura urbana en torno al castillo. La diferencia entre la fortaleza musulmana y la cristiana es que, la primera tiene además de la función militar y de defensa, la de protección del vecindario de los alrededores del castillo, de modo que, cuando se cernía un peligro, la población se guarnecía dentro de la misma fortaleza, lo que no ocurre en el castillo cristiano, con función de defensa y también de residencia del señor, pero que no acogía a la población en caso de amenaza, teniendo más bien un efecto de intimidación y dominio sobre la propia población local, en el sentido feudal de la palabra. Por eso, en época musulmana, la fortaleza no  suponía una drástica separación entre el pueblo y los gobernantes y administradores. La fortaleza de Cehegín que nosotros conocemos es puramente cristiana, ya muy reformada desde el siglo XIV y sobre todo en el XV, con sus seis torres, llamadas del Homenaje, la torre del Mirador, la torre Mocha, la torre del Alhorí, la torrecilla de la Cocina y la torre de la Esquina.
El castillo estaba acondicionado con variadas dependencias que aseguraran el sustento y bienestar de sus ocupantes tanto en época de paz como de guerra. Había bodega, horno, aljibe, molino, cocina, e incluso el pósito-alhorí, donde se almacenaban los granos, se encontraba en una de las torres  conocida, como hemos dicho, por el mismo nombre.

Fue necesario en tanto y cuanto corrían los tiempos en que las fortalezas de este tipo tenían sentido, pero, una vez pasada la guerra de Granada y entrados en el siglo XVI, su función decayó considerablemente y sólo quedó para beneficio de la figura del alcaide de la fortaleza, con el honor y la rentas que suponía tal distinción. Con la construcción de la Casa Tercia se acabó definitivamente la última función que quedaba a la vieja fortaleza de Cehegín, la de la administración de las rentas de la Encomienda. A partir del siglo XVI el castillo se fue quedando atrapado entre las casas, al igual que la muralla de la villa, y aun así permaneció hasta el siglo XX, en que, en el año 1957, fue derribado para ensanchar la plaza.

sábado, 16 de septiembre de 2017

Don Pedro Antonio Pereti, mecenas de Nuestra Señora de las Maravillas, patrona de Cehegín




Les dejo el artículo que un servidor ha presentado en la Revista de Fiestas Patronales de Cehegín, de este año 2017, editada por el Excmo. Ayuntamiento, sobre la figura de un hombre del que todo el mundo en este pueblo ha oído hablar, pero que es realidad es muy poco conocido en el ámbito popular, don Pedro Antonio Pereti, el mecenas de Nuestra Señora de las Maravillas.


Don Pedro Antonio Pereti, mecenas de Nuestra Señora de las Maravillas.

                                                  Francisco Jesús Hidalgo García. Archivero Municipal de Cehegín.



Don Pedro Antonio Pereti es conocido en Cehegín por ser aquel que financió y trajo hasta el convento de los Padres Franciscanos a su costa la Imagen de la Virgen de las Maravillas, nuestra patrona, como prácticamente todos los lectores saben. Resulta curioso que tuviera que ser un cartagenero de raíces genovesas el que costeara la preciosa escultura, máxime cuando en ese tiempo en esta villa había familias con unos niveles de renta lo suficientemente importantes como para encargarla y haber sufragado los gastos y a los que, sin duda, en primer lugar recurrió buscando su favor fray Francisco Moreno Pastor. Pero el fraile no encontró donante alguno en Cehegín para costear la talla, aunque esos personajes de la élite social y económica después declarasen su fervor a Nuestra Señora cuando ésta ya llenaba de luz la iglesia conventual.
La figura y vida de don Pedro Antonio no se ha tratado a nivel de la historiografía local, en general, más allá de su relación con el encargo de la Virgen, y sin embargo sí es un personaje digno de ser conocido mejor y con más profundidad pues, además de su faceta de importante comerciante y persona de prestigio, mantuvo una cierta relación con esta tierra, y sobre todo con el convento de San Esteban desde principios de los años veinte del siglo XVIII hasta su muerte. Él siempre sintió una predilección especial por los franciscanos, como lo demuestra su testamento, y ello debió de influir en la determinación de encargar la escultura de la Virgen con el Niño en brazos que tanto deseaba fray Francisco Moreno.
Hijo de los genoveses don Marcos Pereti y doña Ana María Pinseti, nació en Cartagena en el año mil seiscientos ochenta. Por lo tanto se trata de un genovés residente en dicha ciudad portuaria, pero ya de segunda generación y, como veremos, fueron muchos los de esta ciudadanía que entre el siglo XVII y el XVIII se afincaron en ella. Éste es un dato muy importante para entender la actividad comercial y el auge de la economía Cartagenera, por la importancia que dichos emigrantes tuvieron en el proceso comercial marítimo de la época en esa región costera del Mediterráneo. Si don Pedro Antonio no hubiera rico nunca hubiera costeado la escultura de la Virgen de las Maravillas.
El siguiente documento es su acta de bautismo.
“Pedro Antonio
En Cartagena, en veintinueve días del mes de henero, de mil y seisçientos y ochenta años, bauticé a Pedro Antonio, hijo de Marco Pereti y de doña Ana María Pinseti, vecinos de esta ciudad. Fueron compadres don Miguel Hércules Peragalo y doña Isabel Alcaraz, su mujer.
El licenciado Juan Anrich Ferrer” (1)
Sus padres, genoveses, se instalaron en Cartagena al amparo del crecimiento económico que la ciudad estaba disfrutando en la segunda mitad del siglo XVII merced al comercio marítimo en el Mediterráneo. Marcos Pereti era comerciante de géneros diversos entre Italia y España, lo que heredaron sus hijos Pedro Antonio, Lorenzo y Juan Bautista. Don Pedro Antonio tenía también otras dos hermanas llamadas Magdalena y Nicolasa.
Nunca llegó a casarse y por lo tanto no tuvo hijos, al menos legítimos, que sepamos, y al parecer siempre trató casi como hija suya a su sobrina doña Nicolasa Mexias, todavía doncella a la muerte de su tío, hija de su hermana Nicolasa Pereti y de don Fulgencio Mexias, y a la que deja una buena herencia en su testamento.
Lorenzo, también comerciante, aunque no alcanzó el nivel de prestigio social y económico de Pedro Antonio, y prosperó ayudado por su hermano con el tráfico comercial marítimo, comprando géneros en Italia y vendiéndolos en España y a la inversa, a la vez que realizaban negocios con otros comerciantes de origen genovés como Carlos María Risso, personaje que aparece con frecuencia en las actas notariales cartageneras. Lorenzo, por petición de su hermano, encargó la talla de la Virgen de las Maravillas en Italia y la Imagen fue enviada a Cartagena junto con un cargamento de ropa con el que comerciaba Rizo, en un buque contratado por este último (según cuenta el padre Moreno en su libro sobre la Virgen de las Maravillas).
Juan Bautista Pereti, el otro hermano, comerciante, llegó a ser Administrador de las Rentas de Lanas y Naipes en Cartagena.
Sabemos que Pereti, ya antes de la llegada de la Virgen de las Maravillas, tenía ciertos asuntos comerciales en Caravaca y en un protocolo notarial, un acta del año mil setecientos veintidós lo sitúa en esa villa, a la que acudió para entender en negocios relacionados con el comercio de la lana. Quién sabe si no fue en esa ocasión cuando conoció a fray Francisco Moreno y se comprometió a encargar la Imagen en Italia. Lo cierto es que fue en estos años, apenas pasaba de los cuarenta, pero era ya un conocido y rico comerciante, cuando empieza a tener cierta relación con el convento franciscano de San Esteban, en Cehegín, amistad, si me permiten llamarlo así, que ya no perdió nunca. Sabemos que en su testamento ofreció como donación para dicho convento cuatro mil reales que iban destinados a la compra del órgano de la iglesia de las Maravillas, en el año mil setecientos cuarenta y tres, que es el de su fallecimiento.
Pedro Antonio Pereti se convirtió en uno de los más importantes mercaderes de Cartagena, y se hizo muy rico fletando buques que transportaban mercancías, fundamentalmente entre Italia y España, aunque también con puertos de otros países del Mediterráneo.
Hombre de profunda devoción religiosa, consiguió ser Familiar del Santo Oficio de la Inquisición, y en la documentación, fundamentalmente de Cartagena, suelen aparecer sus donaciones y patrocinios, como el arreglo de la capilla de la Virgen del Rosell a su costa, por lo que el Concejo de Cartagena le concedió el patronato vitalicio de la misma en el año mil setecientos cuarenta y uno. Hizo diversas donaciones a varios conventos y monasterios, como el de San Agustín, donde fue enterrado, el de San Ginés de la Jara, y a otros tantos.
Fue nombrado Factor General de las Reales Galeras y Navíos del Puerto de Cartagena, en los años treinta del siglo XVIII, con lo que su nivel de riqueza y poderío económico alcanzó sus mayores cotas, pues este cargo suponía el que él fuese el único autorizado para abastecer a los barcos de la Marina en dicho puerto.
Dado que el espacio de que disponemos para este articulito en esta publicación es reducido, no vamos a entrar en las propiedades y posesiones que tenía don Pedro, pero que, como puede el lector imaginar, eran realmente importantes y vienen bien detalladas en un testamento de casi treinta páginas que da idea de su buena posición social y económica en la Cartagena de la primera mitad del siglo XVIII. Esto es algo evidente, porque solo una persona de grandes recursos económicos podía costear una obra cara como la de Nuestra Señora de las Maravillas, encargarla en Italia, pagarla, traerla y depositarla en el convento de San Esteban.
Falleció don Pedro en ocho de febrero de mil setecientos cuarenta y tres, a la edad de sesenta y tres años.
“En ocho de febrero de mil setecientos cuarenta y tres se enterró en el convento de San Agustín a don Pedro Antonio Pereti, de estado mancebo, Familiar del Santo Oficio de la Inquisición de este reino y Factor de las Reales Galeras y navíos del apartamento de este puerto. Hixo de don Marcos Pereti y de doña María Pinçeti fue entierro general con tres paradas y misa cantada hasta haber dado tierras al cuerpo en dicho conuento, todo con la música. Testó ante Fulgencio Tauste, escribano.”(2)
Él fue el mecenas que condujo a Nuestra Señora de las Maravillas a Cehegín y al convento de San Esteban, de las Padres Franciscanos. El padre Moreno tuvo la idea, se movió, buscó en todas partes los medios para conseguir una talla de valor artístico y espiritual incalculable, pero fue don Pedro Antonio Pereti quien hizo todo lo demás. Sería bonito encontrar el contrato, la carta de pago, la escritura notarial o tal vez el documento de donación de la Imagen, que sin duda existió, el convento de San Esteban. Por ahora no han aparecido, quién sabe si en un futuro los encontraremos. Tiempo al tiempo.
Notas
(1) Acta de bautismo de Pedro Antonio Pereti. Libro de bautismos. 1780. Archivo parroquial de Santa María de Gracia. Cartagena.
(2) Acta de defunción de Pedro Antonio Pereti. Libro de defunciones. 1731-1744. Archivo parroquial de Santa María de Gracia. Cartagena.
Fuentes
Archivo Histórico Provincial de Murcia
Archivo Municipal de Cartagena

Archivo Municipal de Cehegín