viernes, 10 de febrero de 2012

La monotonía del comer en la Edad Media ( Cehegín pongamos por caso)



Durante la Edad Media había una palabra que podría definir perfectamente la comida y la forma de cocinar en el mundo cristiano y entre las clases populares e incluso de las pudientes, la monotonía. Nosotros, por regla general, cuando pensamos en la comida medieval, nos vienen a la cabeza los guisos árabes o judíos, las comidas fuertes y abundantes en especias, los dulces, y sin embargo si tuviésemos que visitar una casa cristiana de los siglos XIV o XV en Cehegín, quizá nos llevásemos una desilusión. La más codiciado y caro era la carne y quien podía se lo permitía. Pero pensemos en la cantidad, enorme, de productos que no se conocían, ya que no habían llegado de América. Tomates, judías, pimientos, calabaza, maíz, patatas y una extensa lista de productos de huerta no estaban en la dieta. Se consumía mucho el nabo, el ajo, la cebolla, las almendras y una de las cuestiones por las que tanto se utilizaba la especia en el mundo cristiano, aparte de la conservación de los alimentos, era, precisamente, para compensar la monotonía en la alimentación. La carne de cabrón era la más apreciada. La vaca, la gallina, la paloma y la carne de caza también entraban en la dieta de los que podían y, por supuesto, el prolífico cerdo. Pero si quitamos las carnes y los pescados, dentro de la dieta diaria de las familias, ciertamente, ya que ésta no estaba presente habitualmente en las mesas, con excepciones, se podría decir que casi siempre se comía lo mismo, y gracias, ya que los siglos XIII al XV fueron económicamente muy pobres en este territorio. Por eso cuando vean  en las ferias llamadas medievales esos cerdos asados enteros con un cordero dentro, espetados en un asador para que se doren, o esos inmensos festines, no piensen en la Edad Media ceheginera de esa manera, sino con un buen caldo de nabo, ajo y cebolla, quizá, algún día aparejado con algún trozo de tocino o algún palomo, todo especiado, y un buen trozo de queso de oveja. Lo del cerdo en el asador déjenlo para bodas grandes o las cortes italianas rencentistas.

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