jueves, 17 de febrero de 2011

Cehegin a través de una puerta




Esta es una foto que me gusta. Es, verdaderamente, Cehegín. El arco de la glorieta de la estación de autobuses, arco moderno, que acaso tiene tres años, pero al que se le colocaron esos sillares que componen el semicírculo, que son romanos, procedentes de la zona del Paraíso y lo convierten en una hermosa obra. Es un símbolo a nuestras raíces, al acueducto de Begastri, al agua… Parece una puerta que nos invitase a pasar al otro lado. En el otro lado, al igual que en el arco mismo hay pasado, presente y futuro. En primer plano, a la derecha, el edificio recién construido de la guardería infantil. En ella, como en las demás que hoy en día cuidan y forman a nuestros niños, comenzará el por-venir (escrito así a propósito) de nuestro pueblo. Al fondo la ermita de la Purísima Concepción, consagrada en 1555. La cuesta del Parador, arteria incombustible, ahí queda, casi eterna. Todo lo que la rodea es la vida forjada a lo largo de muchas generaciones de hombres y mujeres.

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