martes, 22 de marzo de 2011

Topónimos cehegineros. El Cantal Blanco.




No hay mucha gente en Cehegín a la que hoy en día, si le preguntas por el topónimo del Cantal Blanco, te sepa responder sobre el lugar a que corresponde. Sin embargo, el sitio es muy conocido. El apelativo se estuvo utilizando hasta el siglo XIX, en que, por alguna causa cayó en desuso, para quedar olvidado con el tiempo. El expediente del siglo XVI, en que Cehegín recupera, pagando una importante suma de dinero a Felipe II hacia 1569, una parte del territorio que había sido suyo y a principios de este siglo un juez  le concedió a Caravaca, nos indica bien el lugar del paraje:

“Que su magestad a tenido y tiene por bien de dar y conçederle a la dicha villa de çehegín la dicha jurisdiçion de la dicha parte de termiº  que es començando dende el cantar blanco que esta abaxo de mari valera en el rio que viene de caravaca a çehegin en la mitad del camino y de alli a la carrasca de adan y a la puente la lossa y al cabeçico herreño de las carrascas que esta delante de la dicha puente y a la casa q hera de pero flores y al puerto del paniço..”

Efectivamente, es el paraje que ocupa el terreno que hay el  río Argos, justamente en la delimitación de los términos de Cehegín y Caravaca, o sea la Media  Legua, topónimo usado, al menos, desde el siglo XVIII,  y de todos conocido. Es esta una zona repleta de topónimos muy antiguos, como el mismo de Mai Valera, el cerro por el que pasa la línea divisoria entre los dos términos municipales, y que debe su nombre a una tal Mari Valera, las casas de Burgos, por la familia de apellido Burgos, de las que fueron propietarios en el siglo XVI, y que no son más que las casas de la Media Legua, el Palo Verde, etc. En alguna ocasión hablaremos de estos nombres. Originariamente, el topónimo se refería a un cantal, o zona de muchos cantos rodados, al que por tener color blanquecino por las arenas , se le daría ese apelativo. Estaba en el río, justamente debajo del cerro y junto a la acequia del Campo, pero, por extensión, se terminó denominando así a todo el paraje, desde la base del cerro hasta el cabezo de la Media Legua y terrenos aledaños.
Aquí estaba la casa de d. Santos de Cuenca, la carrasca de Adán, que hacía de mojón en el siglo XVI. Fue una zona de tránsito por el camino del río en la Edad Moderna. La documentación referente a la epidemia de cólera morbo asiático de 1855, hace referencia a que en el Argos, en esta zona, se colocó un cordón y para realizar transacciones, era obligatorio sumergir las monedas que pasarían de un lado a otro en vinagre, para evitar que, con ellas, se propagase la enfermedad.
En fin un nombre bonito que se perdió con el tiempo, pero quizá podamos recuperar como parte de un patrimonio toponímico, que tanta riqueza cultural ofrece.

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